Situado a 300 m sobre el nivel del mar, este municipio de las tierras dálmatas era una posición estratégica para los otomanos. En el siglo XVI construyeron una fortaleza en este lugar. Desde entonces, Drniš conserva su espectacular ciudadela de Gradina, que se alza en el acantilado sobre el cañón del río Cikola. Aquí y allá hay huellas de la ocupación turca, sobre todo en la iglesia de San Antonio, que a su vez se convirtió en mezquita y luego, tras el derribo del minarete, se convirtió en lugar de culto cristiano. Es bueno saberlo: ¡es en la región de Drniš donde se encuentra el mejor jamón ahumado(pršut) del país!

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