BASÍLICA DE EUFRAGIOS (EUFRAZIJEVA BAZILIKA)
Una imponente basílica con un interior Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en las alturas de la ciudad de Poreč.
En lo alto de la ciudad, la imponente basílica mira al mar. En el siglo VI, Eufrasio, el primer obispo de Poreč, encargó la construcción de esta gran iglesia para acoger a la creciente comunidad cristiana. Sin embargo, el proyecto resultó ser demasiado ambicioso. El visionario mecenas ordenó el fin de la construcción e hizo levantar el actual edificio a un coste menor. El gran baptisterio data del siglo V. El interior de la basílica es Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997, especialmente por la notable decoración mural del ábside principal. Los mosaicos, que datan del siglo VI d. C., impresionan tanto por su grandeza hierática como por su perfecto estado de conservación. Los mosaicos narran la historia religiosa del Imperio bajo el mandato de Justiniano I.
En el arco triunfal, la bendición de Cristo con los doce apóstoles vestidos de blanco va acompañada de inscripciones con nombres. El Cristo de pie sobre el globo terráqueo lleva un libro abierto con las palabras «Ego sum lux vera» (Yo soy la luz verdadera). Una hilera de medallones con efigies de santos sobre fondo oscuro remite al medallón central que representa el Agnus Dei sobre un cielo tachonado de estrellas. En la cabecera del ábside, Cristo es sostenido por la Virgen en el trono. Sus cabezas tocan un cielo nublado, del que surge una mano que blande la corona. Los acompañan ángeles y mártires, san Mauro, el obispo Eufrasio, el archidiácono Claudio y su hijo, y el constructor de la basílica, que sostiene en sus manos una maqueta del edificio. En el registro inferior, en los dos paneles a ambos lados del ábside, san Juan Bautista y san Zacarías, así como las escenas de la Anunciación y la Visitación, muestran el florecimiento del culto a la Virgen María en Poreč bajo la influencia bizantina.
El baldaquino que corona el altar fue instalado en el siglo XII. Su decoración, de nácar y conchas de ostras, recuerda a la de los templos griegos. El tesoro contiene reliquias, numerosos manuscritos y pinturas del siglo XV. Unos frescos adornaban las paredes laterales. Restaurados por la República de Venecia, fueron posteriormente destruidos.
En el suelo, se conservan muy bien los mosaicos originales. La más conocida es la representación del pez, signo de los primeros cristianos. Los mosaicos sobre la puerta de entrada son posteriores, del siglo XIX. Puede subir las escaleras del campanario para disfrutar de una vista panorámica.