SAGRADA FAMILIA

La Sagrada Familia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una iglesia excepcional del genial arquitecto Antoni Gaudí. Hoy, más de 140 años después de la colocación de la primera piedra, la basílica sigue en construcción. Es un templo excepcional que hay que visitar Gaudí creó una grandiosa obra maestra con 18 torres, que se elevan a diferentes alturas, y tres fachadas principales, verdaderas representaciones de la Biblia esculpidas en piedra, al aire libre. La fachada de la Natividad, dedicada a Cristo, está exuberantemente decorada, mientras que la fachada de la Pasión, que representa el sufrimiento de Cristo, es mucho más sencilla. Por último, la fachada de la Gloria revela una representación monumental del Juicio Final, de la Gloria pero también del Infierno. Pero es importante saber que fue el arquitecto Francisco de Paula del Villar quien, en 1882, acometió el proyecto de construcción de la Sagrada Familia. Propuso un estilo neogótico con ventanas ojivales, contrafuertes y un esbelto campanario. Después de desacuerdos técnicos, Gaudí se hizo cargo. Presentó un proyecto de gran ambición. El 19 de marzo de ese mismo año se produjo un importante acontecimiento: el obispo Urquinaona colocó la primera piedra del edificio. Las obras avanzaron bien y en 1885 se celebraron las primeras misas en la capilla de San José, situada en la cripta, donde ahora reposa el cuerpo de Gaudí. A partir de 1914, Gaudí se dedicó exclusivamente a esta obra arquitectónica hasta su muerte accidental en 1926, al ser atropellado por un autobús. Mientras que la Sagrada Familia fue realmente la obra maestra de su vida y ocupó todos sus pensamientos y energías (incluso dormía en el lugar, su trabajo rozaba lo obsesivo), el campanario del Bernabé Apóstol fue, por desgracia, el único que vio terminado. Tras la muerte del arquitecto, el camino seguía sembrado de escollos y la Guerra Civil española, de 1936 a 1939, no perdonó el proyecto de construcción del edificio. De hecho, la Sagrada Familia fue objeto de vandalismo, las maquetas fueron destruidas, los planos y las fotografías quemadas. Sin embargo, después de la guerra, el arquitecto Francesc de Paula Quintana decidió asumir la dirección de la obra, a pesar de la magnitud de la tarea. Se puso a reconstruir el proyecto con el poco material que había guardado. Sus esfuerzos no fueron en vano, ya que en 1952 se iluminó por primera vez la fachada del Nacimiento. Le siguieron varios arquitectos, todos ellos respetando el proyecto de Gaudí. En 2010 se construyeron las naves, las columnas, las bóvedas, los cruceros, el ábside y la fachada principal. Ese mismo año, el Papa Benedicto XVI consagró la basílica menor y la nave recibió el Premio Ciudad de Barcelona. A lo largo de los años, las torres se fueron construyendo, una tras otra, de manera que en 2021 se inauguró la torre de la Virgen María, decorada con los famosos mosaicos de trencadís, y se colocó la estrella que la corona en una emotiva celebración. Con 138 metros de altura, es la segunda torre más alta del edificio, después de la de Jesús, que se eleva a 172,50 metros. La ciudad de Barcelona espera inaugurar el complejo arquitectónico de la Sagrada Familia, obra maestra titánica donde las haya, en 2026, en el centenario de la muerte de Gaudí, un arquitecto genial con una sensibilidad artística impresionante. La historia de esta interminable construcción merece ser conocida, pero nada mejor que una visita para ver el esplendor del edificio. La entrada es cara, ya que parte de la recaudación se destina a la obra, y hay que reservar con antelación para evitar las largas colas en la entrada. Pero una vez dentro, se sentirá abrumado, ya que ciertamente no ha visto nada parecido antes, independientemente de sus creencias religiosas. La primera impresión que se tiene al entrar en la Sagrada Familia es su majestuosidad: el tamaño del templo en sí, pero también la altura de las bóvedas de las columnas, los innumerables juegos de luz que crean las vidrieras, etc. La Sagrada Familia es un mundo de cuento de hadas, un verdadero bosque de palmeras, ya que la naturaleza siempre fue la principal fuente de inspiración de Gaudí. Las columnas que bordean la nave, como verás, son los troncos entre los que caminarás, invitándote a la calma de la reflexión y la contemplación. Entre los elementos más destacables, fíjate en el triángulo dorado del presbiterio, visible desde la puerta de la Gloria. Enmarcado por un gran hiperboloide, simboliza al Padre Eterno y fue creado por Jordi Bonet. Esculpido en la Puerta de la Gloria, se puede leer el Padre Nuestro en letras grandes, que está disponible en 50 idiomas. A la altura de la mano, como si se abriera la puerta, la "A" de Antoni y la "G" de Gaudí se revelan ante sus ojos. Por último, las vidrieras son imprescindibles. Por la mañana, iluminan el interior del templo con colores pálidos y fríos. Pero a medida que avanza el día, la luz brilla a través de los tonos más cálidos de las vidrieras, iluminando las enormes columnas. Como puede ver, cada visita a la Sagrada Familia es única. Gaudí, cuyos maestros no sabían si era un loco o un genio, le ofrece una experiencia trascendente de belleza.