COMPLEJO DE ANFITEATROS ROMANOS

El foro y el teatro eran el epicentro de la vida comercial y cultural durante el Imperio Romano. En Filadelfia, considerada en su día la capital de la provincia romana de Arabia, el teatro daba al Jebel el-Taj y estaba precedido por una inmensa plaza que servía de principal punto de encuentro y mercado. En su lado oriental, un teatro más pequeño, el Odeón, cerraba la plaza. En la actualidad, el teatro romano alberga dos museos: el Museo de Tradiciones Populares y el Museo del Folclore.

El Foro. El acceso al complejo del anfiteatro romano se realiza a través del antiguo foro. Esta enorme plaza abierta, hoy arbolada, era una de las más grandes del Imperio Romano. Mide 100 x 50 metros. Estaba delimitada al norte por el Gran Teatro y la Colina del Taj y al este por el pequeño Teatro Odeón. También estaba bordeada de columnatas utilizadas por los mercaderes, de las que hoy sólo queda una fila frente al teatro principal. Las vías principales conducían al Foro, en particular el cardo maximus, la principal vía norte-sur que existía en todas las decápolis romanas. Aquí se reunía la población de la ciudad. De hecho, sigue siendo un lugar animado donde se reúnen los habitantes de la ciudad baja, sobre todo en las tardes de verano. Aprovechan las terrazas donde se proyectan partidos de fútbol egipcio, o simplemente vienen a charlar sentados en las escaleras que bajan a la explanada. Al entrar en el recinto, a la derecha, hay una taquilla. Aquí es donde deberá pagar el precio de la entrada al Teatro Romano o mostrar su Jordan Pass.

Teatro Romano. Sus pasos le llevarán directamente al imponente Teatro Romano, situado frente al Jebel El-Taj. Desde lo alto de sus gradas podrá contemplar más de 20 siglos de historia. Su construcción se remonta al reinado de Antonino Pío (138-161), considerado uno de los gobernantes más pacíficos que ha conocido el Imperio Romano. El teatro tenía capacidad para 6.000 espectadores. Excavado en la montaña, cumplía los estándares de los teatros romanos de la época. Desde principios de la Edad Moderna, los romanos ultimaron los métodos de construcción de sus teatros, pasando en particular a la construcción permanente en piedra. A diferencia de los antiguos teatros griegos, los teatros romanos estaban delimitados por un muro escénico que se elevaba hasta la altura de las gradas. La forma semicircular de las gradas, denominada cavea, se conservó por razones acústicas y visuales. Los espectadores pueden verlo y oírlo todo, tanto si están sentados en primera fila como en la última. La cavea del teatro de Ammán está dividida en tres niveles. El nivel inferior(prima cavea) estaba reservado a los gobernantes y patricios. El nivel medio (mediacavea) lo ocupaban los miembros del ejército, mientras que la población civil ocupaba las últimas filas(summa cavea). En la parte superior de las terrazas hay un nicho. Albergaba una estatua de la diosa Atenea, actualmente en el Museo Real de Jordania. Cada piso está delimitado por un praecinctio, un pasadizo que permitía a la gente desplazarse. La pendiente de las gradas estaba especialmente bien pensada, con una inclinación general de 30°. En particular, se diseñó para permitir que el sonido se desplazara hacia arriba sin reverberar y para que la gente pudiera sentarse sin ser molestada por el de delante. El foso, u orquesta, está rodeado por las gradas y mira hacia el escenario elevado. Los actores se colocaban en los nichos(pulpitum) a los pies del escenario durante las largas peroratas o en determinados diálogos. Las columnas a lo largo del escenario servían de telón de fondo de la calle, mientras que la pared del escenario representaba un palacio y se utilizaba como telón de fondo para las escenas interiores. El acceso al interior se realiza a través de un pasillo que sale de cada extremo de la orquesta. Durante años, el teatro fue objeto de un vasto proyecto de excavación. Actualmente restaurado, se utiliza a veces para espectáculos de danza y música tradicionales en verano (pregunte en la oficina de turismo).

El Museo del Folclore. Se encuentra a la izquierda al entrar en el teatro. Presenta una colección de objetos típicos del país: instrumentos musicales, armas, una gran tienda beduina de pelo de cabra con dos compartimentos (hombres a un lado, mujeres al otro), teteras, alfombras, telares, hermosas joyas de oro y coral del Mar Rojo, etc. No se pierda las fotos en blanco y negro de Ammán que hay a la entrada del museo.

El Museo de Tradiciones Populares. Se encuentra a la derecha al entrar en el teatro y no es muy diferente del Museo del Folclore. El pequeño museo expone objetos beduinos (trajes tradicionales, joyas, etc.), marquetería, ejemplos de la rica artesanía local (alfombras, sillas de montar, etc.) y trajes tradicionales palestinos. La colección se completa con mosaicos bizantinos y cerámicas procedentes de excavaciones en Madaba y Jerash.

El Odeón. Aunque menos impresionante que el teatro romano, merece la pena visitarlo. Construido en el siglo ^II, se utilizaba principalmente para actuaciones musicales y reuniones políticas, con capacidad para 600 personas.