Guía de viaje Jijel

En el corazón de una región verde bendecida por una elevada pluviometría, Jijel es una pequeña ciudad con vocación agrícola. La costa montañosa de Jijel está bordeada de playas de arena fina protegidas por los densos bosques de Taza, Guerrouche, Tamazguida y Oued-Zhor que se benefician de un alto nivel de humedad.La historia. La fertilidad de la tierra de Jijel ha atraído a muchos codiciosos a lo largo de los siglos, empezando por los fenicios, que la llamaban la pequeña Igilgili, y los romanos, que muy pronto establecieron un puesto comercial desde el que partían hacia Roma los barcos cargados de cereales cultivados en las llanuras circundantes. En los alrededores de Jijel se han encontrado raros vestigios de la ocupación romana, aquí un trozo de mosaico o allí cimientos. Tras el paso de los vándalos, que apenas se interesaron por la ciudad, apenas se menciona la pequeña ciudad, que probablemente fue colonizada por los bizantinos. En el siglo X, la región islamizada, y más concretamente el lugar nunca localizado de Ikjan, que imaginamos que estaba cerca de Mila, vio partir a las tropas bereberes bajo las órdenes de Ubaydullah. Al final del camino, derribaron el reino de Kairuán y dieron origen a la dinastía fatimí, cuyo nuevo califa reivindicaba la descendencia del Profeta a través de Fátima, su hija.No fue hasta la ocupación de la cercana Sicilia por parte de los normandos cuando se encontraron rastros escritos de Jijel, que había estado en declive hasta esa fecha. En el siglo XII, el rey normando Roger II envió sus barcos a las costas del norte de África. Cuando los cristianos desembarcaron en Jijel en 1143, que sólo destacaba por la presencia del palacio hammadí del emir Yahia de Bejaia, arrasaron la ciudad y dejaron puestos comerciales sin asentarse realmente en ella. El geógrafo el-Idrisi cuenta que los normandos desembarcaban todos los veranos, provocando la huida de los habitantes a las montañas.