TREMPLINS DE PLANICA
El lugar, de visita obligada en el Valle de Tamar, es un fabuloso sitio dedicado a las hazañas deportivas. Cada año, el entorno natural se transforma en la meca de los saltos de esquí con decenas de miles de espectadores, carpas, decenas de autobuses, equipos de periodistas y la élite mundial de este deporte. En este lugar, el austriaco Sepp Bradl fue el primer hombre en volar más de 100 m en 1936. El gran trampolín data de 1969. Ese mismo año, Wolf (RDA) logró alcanzar los 165 m. La finlandesa Toni Niemenen superó los 200 metros en 1994
(203 metros). 1997 fue el año de la consagración del esloveno Primož Peterka. A finales de marzo, ganó la Copa del Mundo y, ante 60.000 espectadores, fue coronado ganador por su brillante temporada tras la prueba final de Planica. En marzo de 2005, el triunfo fue total para el noruego Björn Romören. Elevó el récord mundial en el K 185 (el mayor salto de esquí del mundo) a 239 m. Merece la pena visitar el lugar, ya que permite ver la magnitud de los saltos realizados por los atletas. Con un poco de valor puedes decidir subir a la cima de los saltos por las escaleras. La vista es realmente impresionante. De cara a las montañas, mirando hacia el trampolín, cuya pista parece vertical, te das cuenta de la amplitud de los saltos y te pones en marcha
. Por último, sólo por la experiencia... Se ha instalado una tirolina por encima del recinto que permite apreciar mejor la sensación de vuelo que experimentan los esquiadores con cada salto.