Una calidad de vida reconocida

Bruselas se cita a menudo como una de las capitales europeas más agradables para vivir, sobre todo si se compara con las grandes megalópolis de París, Londres y Madrid. Los argumentos esgrimidos son su respetable tamaño y, por supuesto, sus parques, plazas, bosques y jardines, todos ellos magníficos lugares de descanso tanto para residentes como para visitantes. En primer lugar, el Parque de Bruselas, con sus anchas avenidas e hileras simétricas de árboles. Entre los árboles hay un quiosco de música, un teatro, bancos, fuentes y puntos de restauración. El Jardín Botánico Jean Massart ofrece no sólo un entorno verde, sino también un punto de parada educativo, con casi 2.000 especies de plantas autóctonas y exóticas. El Parque del Cincuentenario, cerca de los edificios de la Unión Europea, combina vegetación y monumentos como museos y el arco del triunfo con sus tres arcadas. Ofrece zonas de picnic y una gran variedad de parques infantiles e instalaciones deportivas. El Bois de la Cambre es uno de los lugares favoritos de los bruselenses, con una gran variedad de árboles y un lugar ideal para relajarse a la sombra de un árbol, montar en bicicleta o dar un paseo en barco. Sin olvidar el Forêt de Soignes, al sureste de la ciudad.

La movilidad, ¿el punto negativo?

Si hay un gran punto negro en el paisaje bruselense, es la movilidad. No es que la empresa de transporte público no haga bien su trabajo, pero Bruselas es una de las 20 capitales más congestionadas de Europa. Esto se debe a una política de "sólo coches" que empezó en los años 50 y cuyos efectos aún se dejan sentir hoy, y a un gobierno regional que tarda en hacer la transición. En hora punta, el acceso a la capital puede ser complicado y en el interior, sobre todo en el centro, la fluidez del tráfico dista mucho de ser ideal. Con calles pequeñas y una zona peatonal que divide el centro en dos, desplazarse en coche puede ser todo un reto. Faltan grandes aparcamientos de descongestión en la puerta de entrada a la región, donde se puedan dejar los coches de forma segura y utilizar el transporte público para desplazarse por la ciudad. La creación de una zona de bajas emisiones (LEZ) y el plan regional Good Move son intentos de limpiar la contaminación y fomentar otro tipo de movilidad.

Como ves, metros, tranvías y autobuses son tus mejores aliados a la hora de desplazarte.

Las iniciativas de la ciudad para el desarrollo sostenible

La ciudad de Bruselas sigue comprometida con el desarrollo sostenible. Así lo demuestran iniciativas firmes como la reciente prohibición del plástico para frutas y verduras en todas las tiendas y mercados a partir del 1 de marzo de 2020. También se ha prohibido el plástico de un solo uso en los actos públicos a partir del 1 de julio de 2019. Otra fecha importante es el 19 de febrero de 2020, día en que Bruselas unió oficialmente sus fuerzas con la Fundación Solar Impulse para empezar a trabajar en profundidad en innovaciones económicas, sociales y ecológicas que aporten soluciones concretas para hacer de la ciudad una ciudad verde.

Bruselas pide a los ciudadanos que se impliquen

Para animar a los ciudadanos a hacer sus barrios más sostenibles, Bruselas-Medio Ambiente lanzó en 2008 el concepto "Barrios sostenibles para los ciudadanos". Se trata de convocatorias de proyectos que se premian con una subvención para desarrollar un proyecto global, como transformar un descampado urbano en un huerto colectivo, reverdecer las aceras o promover el residuo cero. En la actualidad, alrededor de 70 barrios han obtenido la etiqueta. Las convocatorias de proyectos que invitan a los ciudadanos a implicarse son recurrentes en Bruselas, al igual que la plataforma "Inspirons le quartier" (Inspiremos el barrio), que informa y apoya a los ciudadanos que se sienten concernidos y quieren emprender acciones colectivas en favor del medio ambiente y el desarrollo sostenible.