JEFFERSON PESADO

Tras el tratado Adams-Onis, que formalizó la venta de Florida por parte de España, los estadounidenses consideraron que las Dry Tortugas podían desempeñar un papel estratégico en la protección de las aguas y el territorio de Florida frente a ataques externos. Entonces se puso en marcha el proyecto de construir una base naval, pero primero fue un faro, el de Cayo Jardín, el que se construyó para guiar a los barcos en esta zona en 1826. No fue hasta 20 años después, en 1846, cuando se inició la construcción del Fuerte Jefferson. En la época de la Guerra Civil (1861-1865), el fuerte albergó a más de 1.700 prisioneros militares y varios cientos de civiles. Fue en Fort Jefferson donde los desertores de la Unión fueron encarcelados. Algunos civiles, en su mayoría bandidos, también fueron encerrados allí. En 1865, Samuel Mudd, el prisionero más famoso, llegó a Fort Jefferson. Fue condenado por conspiración en el asesinato de Abraham Lincoln en 1865. La noche del asesinato de Lincoln en Washington, D.C., Mudd trató la pierna rota del asesino de Lincoln, John Wilkes Booth, que era simpatizante del Sur, y la escondió en su habitación de invitados. En 1867, una epidemia de fiebre amarilla diezmó la población reclusa del fuerte y el médico de la prisión murió. Mudd se hizo cargo de la enfermería y logró contener la epidemia. En agradecimiento, el presidente Johnson lo indultó y Mudd abandonó Fort Jefferson en 1869. A mediados de la década de 1870, el fuerte se estaba volviendo demasiado costoso de mantener, especialmente debido al clima tropical, y ya no era tan vital para la estrategia de defensa marítima de Estados Unidos. El ejército acabó abandonando el lugar. Hoy en día, se puede visitar el fuerte, ver la antigua celda de Mudd e incluso observar el foso del fuerte durante una sesión de buceo. Las playas situadas al sur y al este del Fuerte Jefferson ofrecen la posibilidad de probar la temperatura del agua y ver los peces en el agua, al tiempo que se disfruta de una vista única del fuerte al sobresalir sobre las aguas turquesas. Las mesas de picnic del lado sur permiten comer junto al agua (no se vende comida en el lugar). Incluso es posible pasar la noche acampando en el Parque Nacional de Dry Tortugas. En cualquier caso, la imagen de este bastión de ladrillos rojos, que contrasta de forma sublime con el agua turquesa que lo rodea, se le quedará grabada para siempre. No obstante, le aconsejamos que reserve su billete con antelación.