Guía de viaje Stromboli

Esta isla, un faro natural en el mar Tirreno con su cumbre ardiente, es un auténtico fenómeno. Compuesta principalmente por un volcán en actividad permanente desde hace entre 2.000 y 3.000 años, dibuja un cono casi perfecto en medio del agua, de ahí su nombre, derivado del griego Στρογγύλη, stroggulè, que significa "redondo". Por la noche, su volcán, apodado Iddu (Él) por los habitantes de la isla, que le profesan un respeto ancestral, nos invita a un magnífico espectáculo, digno de todos los fuegos artificiales del mundo. Stromboli siempre ha despertado interés. Rossellini le dedicó una magnífica película, Stromboli, terra di Dio (Stromboli, tierra de Dios) con Ingrid Bergman. Pero también es una isla encantadora, con casas blancas que contrastan con su superficie gris y negra, frondosos jardines y pequeños puertos con embarcaciones multicolores. Está formada por la parte superior del aparato volcánico, cuyo punto más alto es Vancori (924 m). El resto del aparato está bajo el agua y desciende hasta unos 2.000 m de profundidad. En este lado, altas paredes de roca negra y rojiza, formadas por lava antigua, bordean la costa. Al pie del volcán, hay una configuración bastante inusual. El fondo es negro y, al tocar la arena, aparecen burbujas. Pero la isla tiene otra cara: sus lados oriental y meridional son menos ásperos, con grandes manchas de verde. Hay viñas, árboles frutales, olivos aquí y allá... La isla de Stromboli está escasamente poblada, con unos 400 habitantes, la mayoría en los pueblos de San Vicenzo, Scari (donde se puede desembarcar en lancha neumática), Piscità y San Bartolo. Ginostra, otra aldea de la costa oeste, con unas pocas casitas, es un refugio para los barcos pesqueros durante las tormentas. En el noreste de la isla se alza en el mar un castillo de roca volcánica llamado Stromboliccio ("pequeño Stromboli").La ciudad epónima de Stromboli se encuentra al noreste de la isla y está formada por los barrios de San Vincenzo, Scari, San Bartolo, Ficogrande y Piscità (conocido por sus calas y playas de arena negra). Desde la iglesia de San Vincenzo, situada en lo alto de via Roma, en la plaza principal de la ciudad, se puede disfrutar de una magnífica vista del mar y del Strombolicchio (una gran roca nacida de antiguas erupciones volcánicas). Sólo podemos aconsejarle que se quede en la isla, ya que el interminable flujo de turistas de excursión que llegan a última hora de la tarde para recorrer el pueblo antes de ir a ver la Sciaca del Fuoco de noche en el mar es fenomenal (y agotador). Es genial reunirse con un pequeño grupo de gente por la noche para ver la lava incandescente.