Guía de viaje Baracoa

Es fácil imaginar la emoción de los navegantes y conquistadores ante la belleza de un sitio tan ocupado en su momento por los indios taínos. Enclavada entre el océano Atlántico y las montañas, la ciudad (82.000 habitantes) permaneció aislada del resto del país durante mucho tiempo. Hasta la década de 1960, sólo los aviones y los barcos conectaban la ciudad.El interior apenas ha cambiado desde que Cristóbal Colón se maravilló con los ríos (el Miel, el Duaba, el Toa), las bahías, las playas y la alta montaña cuadrada con forma de isla, el Yunque, como se conoce aquí. Espere una naturaleza tropical grandiosa, dominada por la clorofila verde y relieves espectaculares similares a los de algunas partes del sudeste asiático. Fundada en 1512 por Diego Velázquez, Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa fue declarada capital del país durante un tiempo, antes de que Santiago de Cuba y finalmente La Habana se llevaran el premio. Cabe destacar el mestizaje entre los nativos y los colonos: aquí, más que en ningún otro lugar, los rostros son cobrizos y los ojos más alargados. Desde el punto de vista militar, tres fuertes, El Matachín, La Punta y El Castillo, construidos en el siglo XVIII por los españoles, atestiguan la importancia estratégica y marítima del municipio.En 1964, la construcción de la carretera de La Farola, que unió por fin Baracoa con Cajobabo, permitió abrir en cierta medida la región. Hoy en día, permite al visitante descubrir una zona fascinante.