HARD ROCK CAFÉ
Buena comida y una buena selección de artículos relacionados con el rock en un restaurante poco común en Nueva York.
Es una institución así en Nueva York que hay que ver de cerca este museo vivo de la cultura rock y de la mitología de los años 1960, que, de forma significativa, no atrae sólo a los muy jóvenes. Después de hacer cola, entramos en un espacio extraño que presenta una multitud de objetos que escapan a la codicia de los admiradores: guitarras, sombreros, gafas, fotos, partituras, discos; todo ello tiene una estrecha relación con las estrellas imperecederas de esta música ineludible. Tardarás horas en inventar esos tesoros de 250 (incluida la estatua de Buda?). El Hard Rock Café, originariamente creado en Londres, abrió sucursales en Dallas, Estocolmo, Tokio, Cancún, Reyjkavik y Nueva York en 1984.
Eso es lo que nos enseña el New York Guide, preparado en las mesas y que figura en la forma de un catálogo cada objeto. En cuanto al menú, típicamente americano, no sorprende, al igual que la música rock, generosamente impartida y que ganaría unos pocos decibelios.
Service à l'américaine.
Le volume de la musique ne permet pas toujours de pouvoir discuter avec vos voisins de table.
Ambiance tréd sympa et déco très rock