MUSEO DE LA INMIGRACIÓN DE LA ISLA ELLIS
Museo con unas 30 galerías con objetos de la vida cotidiana, fotos familiares, joyas y ropa.
Una visita obligada en Nueva York. Reabiertos a bombo y platillo en 1990 tras seis años de obras de restauración (coste de la operación: 160 millones de dólares), los imponentes edificios de Ellis Island vieron pasar a 12 millones de inmigrantes, principalmente de Europa del Este, entre 1892 y 1954. Llamada así por su propietario original, Samuel Ellis, Ellis Island fue adquirida por el gobierno de Nueva York en 1808 y se utilizó como centro de recepción de inmigrantes de 1892 a 1943. De 1943 a 1954 sirvió de centro de detención de inmigrantes ilegales. Por su papel histórico, esta pequeña isla fue unida a la Estatua de la Libertad y declarada monumento histórico. Allí se ha construido un museo dedicado a la memoria de los inmigrantes que atravesaron la Puerta Dorada. Una visita que rima con emoción. En el vestíbulo, una larga procesión de baúles, maletas, cestas y cestos da testimonio de partidas sin ánimo de retorno, pero también de la pobreza de quienes huyeron de la hambruna, la falta de futuro o la opresión. Estados Unidos, símbolo de libertad de expresión, opinión, religión y oportunidades económicas para todas estas personas, representaba una auténtica promesa de futuro. El recorrido muestra cómo Estados Unidos acogió a todas estas personas, pero también los criterios por los que se denegó la entrada a ciertas minorías, se las puso en cuarentena y se las envió de vuelta a su lejana patria. El proceso de inmigración duró un día como mucho. Los barcos descargaban sus cargamentos de exiliados en Manhattan. Los más ricos podían pasar inmigración en el propio barco y no tenían que detenerse en Ellis Island. Los demás embarcaron en barcazas que los llevaron a la isla. Si entrabas, podías ir a Manhattan o Nueva Jersey, a un futuro de penurias. Y así millones de inmigrantes vinieron a poblar esta América con un fajo, unos dólares y un billete de tren gratis. Hoy, más de la mitad de la población de Nueva York desciende de estos aventureros. En el museo se puede ver la Gran Sala, donde los recién llegados esperaban ansiosos su turno para los reconocimientos médicos y seguían los trámites administrativos. Si los resultados no cumplían los criterios de selección, los inmigrantes eran devueltos a sus países. Puede ver la película Isla de esperanza, isla de lágrimas, una historia de ficción inspirada en estos personajes. Una treintena de galerías presentan objetos de la vida cotidiana, personales o religiosos, fotos de familia, joyas y ropa legadas al museo por los descendientes de los inmigrantes, pero también fotos históricas o mapas. El famoso Muro de Honor de los Inmigrantes Estadounidenses muestra los nombres de más de 600.000 personas honradas por sus descendientes, incluidos los nombres del bisabuelo de George Washington, John F. Kennedy, y las familias de Gregory Peck y Barbra Streisand. Un lugar lleno de historia y muy conmovedor.
En mayo de 2015, el museo inauguró dos nuevas salas, que conforman el Peopling of America Center. Esta ampliación del museo cuenta la historia de la inmigración a Estados Unidos antes y después de Ellis Island, es decir, antes de 1892 y después de 1954. Trata en particular de la llegada de los nativos americanos, los colonos europeos, los esclavos de África y, más recientemente, los habitantes de Irlanda y México. Estas salas también evocan la evolución de los medios de transporte, desde las travesías en barco de una semana hasta el vuelo de 3,5 horas en el Concorde. Testimonios de recién llegados que explican lo que Estados Unidos significa para ellos intercalan las distintas secciones sobre la historia de la inmigración a América.
Desde 2014, es posible visitar los hospitales de Ellis Island. Aquí acabaron, entre 1902 y 1950, los inmigrantes que no gozaban de la salud suficiente para entrar en Estados Unidos. El reconocimiento médico era el primer paso al desembarcar del barco; de un vistazo, el médico podía determinar el estado general de salud de los inmigrantes. Las personas con enfermedades contagiosas fueron puestas en cuarentena en dos pequeñas islas frente a Staten Island. Los demás permanecieron entre los muros del hospital de Ellis Island hasta que su estado mejoró. Así podrían entrar finalmente en Estados Unidos. por allí pasaron 275.000 pacientes, 4.000 perdieron la vida y 350 bebés nacieron La visita al hospital dura 90 minutos. No forma parte del recorrido estándar y puede reservarse por separado en el sitio web: www.statueoflibertytickets.com.
Un consejo: coja los primeros barcos, ya que hay mucha gente y el acceso a la estatua y al museo es limitado. La visita puede resultar agotadora (unas 3 horas), sobre todo en verano, y la espera en la taquilla, al igual que en el ferry, es interminable (de 45 minutos a 1h30). Sería una pena no poder disfrutarlo o pasarse el día esperando su turno. Por muy espaciosa que sea la sala, las zonas que se pueden visitar son estrechas. Si hay más de diez personas en cada habitación, es asfixiante.
Cependant ne pas prendre trop de temps pour visiter ce lieu qui est plutôt d'avis mitigé par rapport à tout ce que l'on peut voir comme site historique
Le site est très grand et l'on peut y déjeuner.
Des expositions temporaires y sont également proposées.
La visite de ce musée est très bien faite avec un audioguide qui nous emmène dans les traces des migrants qui débarquaient à New-York. On passe dans les différentes pièces, on voit les objets et l'audioguide nous met en situation. Très bien fait et à faire absolument !
On s'y rend en bâteau pour accoster sur l'ile, tels les immigrants qui arrivaient à NYC. Le musée est très bien fait et éclairant sur un grand pan de l'histoire de la ville.
Emouvant et intéressant!