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Música y danza tradicional

¿Qué quedaría de Sevilla -y de Andalucía en general- si se quitara el flamenco? Una región hermosa, ciertamente, pero el corazón de su identidad parece desvanecerse. De hecho, esto es tanto verdadero como falso. Teniendo en cuenta su importancia, es una pena reducir la región a esta única estética, ya que Andalucía está llena de otras diferentes. Empezando por la bien llamada sevillana. Este baile, especialmente habitual en las ferias, interpretado por mujeres con hermosos y coloridos vestidos de volantes sobre plataformas callejeras, se confunde a veces con el flamenco, pero es muy distinto de éste. Una de las principales diferencias es que las sevillanas no dejan realmente espacio para la improvisación como tal. Practicados por dos, una o más parejas, en círculo o en grupo, estos bailes se dividen en series de cuatro coplas al final de las cuales la pareja se detiene, con un brazo en alto, con una pausa de unos segundos. Esta parada, que debe estar claramente señalizada, se denomina "parada bien hecha". Da todo el caché a este desfile en el que se expresan al mismo tiempo el acercamiento, la confrontación, la huida y el amor. La secuencia de estas cuatro partes, todas en figuras impuestas y codificaciones ultraprecisas, cuenta una historia: las secuencias (pasadas seguidas) simbolizan el encuentro; los pasosen redondo(pas en redondo), la seducción; los pasos golpeados (zapateado), la disputa y finalmente llega el enfrentamiento (careos

).

El Pali (1928-1988) es reconocido como el intérprete emblemático del campo. Fue el primer solista en un género dominado por los grupos de la época, y grabó unas 200 canciones en una veintena de álbumes. ¿Es una coincidencia? 1988, el año de su muerte, corresponde al inicio de lo que se ha llamado el " boom de las sevillanas ", un periodo en el que las sevillanas

alcanzaron repentinamente su máximo esplendor. Las ventas de discos se dispararon y el género vio surgir a nuevas estrellas como María del Monte o Cantores de Híspalis, Los del Guadalquivir o Ecos del Rocio.

Una época especial para ver sevillanas es la Feria de Abril, que se celebra dos semanas después de Semana Santa. Este evento enormemente popular tiene lugar en el recinto ferial

(en el barrio de Los Remedios) e incluye numerosos conciertos y bailes de sevillanas hasta el final de la noche.

La sevillana desciende de la Seguedilla, otro baile del que hereda su estructura y que aún se practica mucho en Andalucía. Mencionada en la obra Carmen de Bizet, la seguidilla parece tener sus raíces en las danzas orientales traídas por los árabes a Andalucía, antes de encontrar su propia identidad en el siglo XVII. Fue en esta época cuando encontró su forma actual como una mezcla de zarabanda y chacona (un pasacalle de origen italiano). La seguedilla evolucionó rápidamente hacia su forma actual, con pasos variados, tomados en particular de los del fandango y la jota aragonesa, con arcos majestuosos del cuerpo y los brazos. En esta danza, los tacones se golpean regularmente de forma ruidosa contra el suelo, como percusión complementaria al batir de las castañuelas, se trata del zapateado

. El zapateado es un pilar de la gramática flamenca, y de hecho del baile andaluz en su conjunto.

Este paso de tacón también se encuentra en el fandango, un baile de pareja acompañado de castañuelas y guitarra, a veces cantado. El fandango es uno de los bailes españoles más antiguos y comunes, que aparece ya en el siglo XVII. Se reconoce por su ritmo rápido, que da lugar a movimientos tan vivos como voluptuosos.

Algunos de los eventos en los que se puede encontrar el folclore sevillano son: la feria de Osuna, donde hay un desfile de gigantes y un concurso de bailes sevillanos; la feria de caballos de Écija, que también incluye un concurso de bailes sevillanos; y el Corpus Christi, el jueves después de Pentecostés, donde el baile y el cante se unen a la procesión del Corpus por la ciudad.

Flamenco

En el inconsciente colectivo, Andalucía es sinónimo de flamenco. Con el tiempo, el género se ha convertido en la estética nacional. El flamenco se originó en la Baja Andalucía, dentro del triángulo histórico Málaga - Cádiz - Sevilla, y es el resultado de la fusión de la cultura gitana y andaluza. Se divide en tres elementos principales: el cante, el baile y la guitarra. Los ritmos son batidos por los pies, el zapateado -del que ya hemos hablado- y las manos de los bailarines, cuyos pasos difieren según se trate de un hombre (más vigor) o de una mujer (más suavidad y sensualidad en los movimientos). Un baile de pasión y un canto de gran expresividad que expresa lo más profundo del alma, que ha sido magnificado por las muchas leyendas del campo: Paco de Lucía, Camarón de la Isla, Tomatito, Agujetas, Vicente Amigo, Lola Florès, Cristina Hoyos, José Mercé, Antonio Molina, Enrique Morente, La Niña de los Peines y Niño Ricardo

.

La primera es un paseo por el barrio de Triana. En los siglos XVIII y XIX, Sevilla era la capital del sur de España y seguía siendo el principal puerto de escala con las Américas. A los pies del Guadalquivir, esta comarca fue cuna y crisol del flamenco, punto de llegada y salida de las distintas corrientes. Desde entonces, Triana es el barrio flamenco por excelencia, con excelentes locales donde los melómanos pueden disfrutar de una agradable velada y dejarse encantar por esta música. Entre ellas, Es3ncia Tablao Flamenco, una pequeña bodega tradicional que ofrece un apasionado espectáculo de flamenco puro, como en una típica peña, o La Flamenqueria

, donde se pueden ver espectáculos de baile de alto nivel.

El segundo itinerario propone un paseo por el barrio de la Alameda de Hércules. Aquí es donde arraigó el ambiente bohemio del flamenco a principios del siglo XX y donde nacieron muchas de las figuras más importantes del sector. Un recorrido en varias etapas permite descubrir el lugar donde floreció la época dorada del flamenco a través de la casa donde nació el Niño Ricardo y de numerosos colmaos

, cafés donde se cantaba flamenco.

La última ruta pasa por el Centro, Santa Cruz y El Arenal. Aquí descubrimos un lado más turístico -y por tanto comercial- del flamenco al pasar por las calles comerciales de la ciudad. En el Centro, restaurantes como la Bodeguita Fabiola o La Monda ofrecen actuaciones flamencas casi a diario y lugares como La Casa de la Memoria -un centro cultural que organiza exposiciones, conciertos y conferencias sobre el tema- o el Museo del Baile Flamenco Sevilla Cristina Hoyos siguen siendo puntos de referencia (sobre todo este último) para ver buen flamenco. En El Arenal, el Groucho es el lugar al que hay que ir, mientras que en Santa Cruz, La Carbonería y la Casa del Flamenco

son los mejores lugares para ver flamenco. Aparte de estas direcciones, hay un evento que resulta imprescindible para los amantes del género: la Bienal de Flamenco. En esta ocasión, toda la ciudad celebra este arte en los escenarios más bellos de la ciudad (como los teatros Maestranza y Lope de Vega), tabernas y salones flamencos. La mayoría de los artistas conocidos en este campo están presentes, para deleite de los amantes del flamenco. Menos conocido pero también muy interesante, entre Sevilla y Jerez de la Frontera, en Lebrija, hay un buen festival de flamenco cada final de julio llamado Caracolá Lebrijana.

Música clásica

Andalucía ha desempeñado un papel especial en la música clásica española. A principios del siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia española, comenzó a surgir la conciencia de una identidad nacional entre los artistas e intelectuales locales. Se centraron cada vez más en el patrimonio y las tradiciones regionales y populares para crear una estética nacional y contrarrestar la influencia de la música extranjera. Como parte del romanticismo europeo, esta ola de pintoresquismo musical fue especialmente importante en Andalucía, donde la estética tradicional local alimentó muchas obras de la época. Emilio Arrieta (1823-1894), más recordado por su papel en el establecimiento de la zarzuela, compuso en 1850, por ejemplo, La conquista di Granata , impregnada de alma hispánica e influencias arábigo-andaluzas. Además, ya sea en el Adiós a la Alhambra (1855) de Jesús de Monasterio o en Recuerdos de viaje (1886-1887), en la Suite Alhambra nº 1 (1898-1899), en la Suite morisca de Isaac Albéniz o en la serenata En la Alhambra

(1881) de Tomás Bretón, encontramos estas cadencias propias del folclore andaluz y de la música arábigo-andaluza.

También cabe destacar que muchos de los grandes nombres de la música artística española proceden de Andalucía, como Cristóbal de Morales y Francisco Guerrero, los dos compositores más importantes del Renacimiento, y Manuel de Falla, la principal figura musical ibérica del siglo XX, cuya obra está impregnada de folclore español.

Dos lugares privilegiados para ver música clásica en la ciudad: el Teatro de la Maestranza, sede de la Orquesta Filarmónica de Sevilla, y el Teatro Lope deVega.