SOLUCIÓN SALINA DE YEMEN - TAMARINDO
Las salinas de Tamarin, que son tan famosas como el spot de surf o los delfines de la bahía
Amenazadas de extinción a pesar de la batalla emprendida por los defensores del patrimonio para preservar las joyas históricas de la isla, las salinas del Yemen, también conocidas como salinas del Tamarín, forman parte de la reputación del pueblo tanto como el spot de surf o los delfines de la bahía. Visibles desde la carretera de la costa, forman parte de un vasto complejo que no se limita al pueblo de Tamarin, sino que se extiende hasta Black River, y del que varias secciones son inaccesibles para el público en general. En el corazón del caserío se pueden visitar las salinas de esta parte de la isla. Son de las más antiguas de Mauricio y se remontan al periodo francés, cuando la sal era de vital importancia, especialmente para la conservación de la carne a bordo de los barcos.
Cuando la luz es buena, el entramado de cuencas de piedra basáltica puede dar lugar a hermosas fotografías. En la inmovilidad acuosa, semejante a una sucesión de espejos, los montones de sal blanquecina se dividen en dos como bodegones. Aquí y allá, el azul más brillante de los lavabos de plástico, el yute de los grandes sacos rugosos y, en un juego de reflejos binarios, los cuerpos de las mujeres enfundados en su atuendo de trabajadoras: falda abullonada de lona gruesa, botas negras de goma, polainas protectoras y sombrero de paja de ala ancha. Una visión casi pictórica... De generación en generación, la recolección se sigue haciendo de forma tradicional y artesanal en colaboración con las familias del pueblo: se bombea el agua del mar y se vierte en cuencas poco profundas. Al circular por las parcelas de arcilla o "chauffoirs", el viento y el sol la transforman en una solución acuosa llamada salmuera. A continuación, se introduce en los cristalizadores para formar cristales de sal. Allí se cosecha la flor de sal, cuyo sabor tiene fama de ser más fino que el de la sal de mesa gracias a su riqueza en oligoelementos y a su menor nivel de cloruro de sodio. Las principales cosechas tienen lugar de septiembre a diciembre, que, dependiendo del tiempo, son los mejores meses para ver a los salineros trabajando, preferiblemente a primera hora de la mañana y a última de la tarde. La visita es gratuita, pero con carteles educativos.
En el lugar, una bonita tienda vende diferentes variedades de sal (incluyendo sales aromatizadas y sales de baño), flor de sal, muñecos de trapo que representan a los salineros, etc.