Ziguinchor es la capital económica de la región y cuenta con unos 270.000 habitantes. Ciudad de paso hacia Cap Skirring o Kafountine, es también un buen punto de partida hacia Djilapao y Affiniam. Las bonitas puestas de sol sobre el río, las callejuelas arboladas, el ambiente auténtico y la amabilidad de sus habitantes contribuyen a su encanto. Ziguinchor bien merece una visita. Se llega en barco, y no es raro que los delfines te acompañen hasta la desembocadura del río Casamance. El puente Emile Badiane es el único que salva el río Casamance, llevando la carretera a Bignona. A un lado está la ciudad administrativa, con sus edificios coloniales, entre ellos la oficina de gobierno, el consejo regional y el palacio de justicia. Entre el pequeño mercado de la calle Javelier y el río, se respira un aire nostálgico al pasar junto a las antiguas casas rojas de comercio. En la otra orilla, río arriba, está la Ziguinchor industrial, el centro pesquero cerca del embarcadero y, un poco más allá, la fábrica de cacahuetes con sus montañas de seccos que se ven más allá de las murallas protectoras. La ciudad es más grande de lo que parece a primera vista. Una gran avenida bien asfaltada rodea parte de ella, rodeando barrios más obreros y menos densos que el centro, construido en cuadrícula.

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Marché de fruits aux environs de Ziguinchor. Tom Pepeira - Iconotec
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