Naturaleza a las puertas de la ciudad: ése es el eslogan de este pueblo-calle situado a 775 metros de altitud y habitado por unos 800 "Rupisciciens". Su nombre es muy acertado Pocos kilómetros después de salir de Saint-Étienne en dirección a Le Bessat, al doblar una curva de la carretera, el castillo fortificado y el pueblo que domina parecen excavados en la roca. No olvide no apartar la vista de la carretera, ya que su mirada se verá invariablemente atraída por este escenario de postal. Las vistas desde el pueblo merecen una parada, al igual que la iglesia y, sobre todo, el castillo, de fácil acceso. Rochetaillée también alberga la presa de Gouffre d'Enfer y la Roche Corbière. Descendiendo desde el pueblo hasta el fondo del valle, en un entorno salvaje y espectacular, descubrirá un impresionante edificio del Segundo Imperio, construido no con hormigón sino con bloques de piedra. Junto con su hermano pequeño río arriba (el Pas du Riot, 1878), conserva el curso del Furan, el río que favoreció el establecimiento de acerías en Saint-Etienne. Todavía en uso, el embalse contribuye al abastecimiento de agua de Saint-Étienne. El entorno arbolado y sombreado está dominado por la majestuosa Roche Corbière, de 110 metros de altura, todavía conocida por algunos como "La Dent du Diable" (el diente del diablo).

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