PAPA DUCK
Allí arriba en la colina (sí, se puede hablar así en Lyon), había una Belle Campagne (nombre del antiguo restaurante) que se convirtió en un Papa Duck. Lo que no ha cambiado es la ubicación excepcional de esta dirección, uno de los atractivos con encanto sigue siendo la gran terraza, evidentemente sombreada con aires de guingübre. El lugar ideal para olvidar la ciudad y su agitación. El restaurante ha sufrido un bonito lifting con su porche que une la terraza con la sala en la que se puede refugiarse en la chimenea. Decoración renovada, igual que la carta de un restaurante dedicado, como su nombre indica, al pato. Dirás enseguida que la acogida y el servicio son de lo más agradables para pasar una excelente comida en un ambiente distendido con, en algunas fechas, una agradable programación musical en directo. Cocina casera y buenos productos frescos para una carta que cambia regularmente según el mercado. Por la noche, los golosos recuperan el pato (del Domaine de Limagne) decretado en foie gras casero, magret y riletas en un plato casero o en magret servido con sus verduras de temporada. Tartare de buey charolais a la italiana o gambas flambadas al pastis de Marsella para variar los placeres, antes de un vacherin desestructurado a pesar de todo 8 euros. Carta de cócteles para prolongar la felicidad de estar en estas alturas. A descubrir.