AUTO-ÉCOLE DE LA MARTINIÈRE
Aprender a conducir no es sólo aprender a manejar un coche, es aprender a respetar las reglas de conducta y a los demás usuarios de la carretera. Aprender a conducir es tener un comportamiento atento y un espíritu respetuoso. Creada en 2013 por dos monitores con espíritu familiar, esta autoescuela se dirige no sólo a aquellos que quieren pasar su licencia, sino también a aquellos que necesitan recuperar puntos para seguir conduciendo. En cuanto al aprendizaje: para el código, una gran sala con pocos alumnos y entrenamientos en línea en Internet para un nivel máximo de éxito; para la conducción, dos coches con cursos realmente personalizados para no acumular las horas y, al final, un muy buen índice de éxito. Una autoescuela a escala humana en la que se sabe flexibilidad y adaptación -incluso se pueden tomar clases los domingos por unos pocos euros-para garantizar la mejor formación de los futuros conductores. Para la recuperación de puntos, como para el permiso, todo se realiza in situ (del administrativo a la práctica) con personas cualificadas, con períodos de prácticas que se celebran cada semana en dos días (viernes y sábado, práctica para no verse obligada a tomar días de vacaciones) en los que cada uno toma conciencia de la importancia de su comportamiento frente a los múltiples peligros de la carretera. El pequeño Fué eligió la autoescuela de Martinière porque presenta la mejor relación calidad-precio para los períodos de recuperación de puntos. Convivencia, profesionalidad, todo lo que hace falta para aprender a llevar a esta dirección recomendada por el obispo.