R’APPARENCE
Richard sólo tiene una religión: destacar las mujeres. Naturalmente, esto pasa por la peluquería. En efecto, le gusta peinar a las mujeres para darles ganas de respetar y valorizar su capital capilar. Ha acumulado varias experiencias en Lyon en grandes salones. Su tienda situada al final de las pendientes de la Cruz Rousse es muy elegante sin florituras innecesarias. En el templo de sus locuras capilares se encuentra la cabeza con él. Una especie de confesionario donde todos los sueños y deseos pueden expresarse antes de ponerse en forma. Sólo tiene una cita a la vez para dedicarse a fondo. Cuando se le pide una renovación, puede pasar un día con su cliente para ver su barrio su guardería o su comportamiento general. Todos los detalles cuentan para este perfeccionista a quien se quiere confiar.