Es una de las puertas de entrada al Parque Natural Regional de los Montes de Ardèche. Históricamente, Lamastre fue un centro comercial con famosas ferias. Hoy en día, es una estación turística donde se puede disfrutar de la buena mesa y de la ebanistería tradicional. El pueblo alberga numerosos monumentos del siglo X , como la magnífica iglesia románica y el priorato, y las ruinas de los castillos de Retourtour y Pécheylard. El parque de Seignobos, en el centro del pueblo, es un oasis de naturaleza, con magníficos y raros árboles centenarios, que lo convierten en un lugar sombreado donde disfrutar del verdor, el frescor y la calma. Aquí encontrará un busto de bronce de Charles Seignobos (1854-1942), famoso historiador y nativo de la zona. En Lamastre, el ambiente cambia con respecto al de las montañas de Ardèche, volviéndose claramente meridional. Se puede disfrutar de una copa en la terraza de uno de los numerosos bistrós de la plaza, a la sombra de los plátanos alineados frente a las coloridas fachadas. Lamastre goza de un microclima sin fuertes vientos ni exceso de frío, y ofrece magníficos paisajes con antiguos cultivos en terrazas y hermosas granjas y aldeas dispersas. Dé un paseo por el bosque o por las orillas del Doux y descubrirá tesoros naturales excepcionales: castaños milenarios, yacimientos de castores europeos y una notable población piscícola. Encrucijada de carreteras, carriles bici y senderos, Lamastre está especialmente animada en verano gracias a sus dos mercados, y la zona es popular entre los motociclistas, que pueden orientarse fácilmente.

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Le train de l'ardèche : le Mastrou. jojojo07 - Fotolia

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