Guía de viaje Les Baux-De-Provence

Situada en el corazón de los Alpilles, en una meseta rocosa, Les Baux ofrece un panorama excepcional. Les Baux-de-Provence representa el poder de una ciudadela encaramada en una cumbre; la fuerza de la roca que los elementos han esculpido a lo largo de los siglos y la resistencia de las piedras que soportan los embates del viento mistral. El castillo es, por supuesto, la pieza central de este extraordinario lugar. Dada su ubicación, es fácil comprender el pensamiento estratégico que se tuvo en cuenta en su construcción a partir del siglo XI: cualquier enemigo que se acercara podría ser fácilmente avistado... Con su palomar, su torre del homenaje, sus casas trogloditas y su maquinaria de asedio, es una delicia pasear por el laberinto de edificios de otra época. No podrá evitar el vértigo que le producirá la torre más alta El pueblo, pacientemente restaurado, posee un patrimonio histórico de rara belleza. Iglesia, castillo, ayuntamiento, hospital y capillas son obras maestras por descubrir. Tranquilo en invierno, animado en verano (¡ojo, hace mucho calor en las calles empedradas!), es cierto que el pueblo se parece más a un museo que a un auténtico pueblo provenzal, pero su encanto merece la pena. La visita se realiza exclusivamente a pie, entre casas antiguas con bellas fachadas renacentistas y mansiones privadas. No se pierda el Hôtel de Manville, actual ayuntamiento, construido en 1571. Por último, Les Baux alberga un monumento gastronómico: el Oustau de Baumanière, que ostenta con orgullo 3 estrellas y está dirigido por el chef Glenn Viel.