A Bézaudun-les-Alpes no se llega por casualidad. Construido sobre un promontorio a 880 metros sobre el nivel del mar, este pueblo de 280 habitantes domina la carretera que conduce al valle del Estéron o a Coursegoules... y hay que mirar hacia arriba para verlo. Un pueblo discreto, pero con un caché innegable. Construido en el corazón de las murallas, de las que aún quedan vestigios, está dominado por la torre del antiguo castillo y la iglesia, rematada por su campanario. Las viejas casas de piedra ocre se levantan sobre una empinada ladera. Entre ellas hay calles empedradas, pasadizos abovedados, escaleras ornamentadas, dinteles tallados, un lavadero restaurado, una fuente, sobre la que hay un bonito mapa en mosaico del pueblo y, desde la mesa de orientación, una vista panorámica. El paisaje es accidentado, salvaje y prácticamente deshabitado. Al norte, las cumbres del Mercantour; al oeste, el macizo de Cheiron; al este, los montes Chiers y el Mouton d'Anou; al sur, el Baou de Saint-Jeannet y, justo detrás, el azul brumoso del Mediterráneo, que recuerda que estamos en los Préalpes d'Azur y que el mar no está lejos. Una sencilla excursión de 6,5 km le llevará hasta la cima del Mouton d'Anou para contemplar esta vista excepcional. Al pie del pueblo fluye un río, el Bouyon, que poco después desemboca en el Estéron. Un poco de historia. En el municipio existen numerosos vestigios de asentamientos antiguos: restos de tegulae (antiguas tejas romanas), restos de una fortificación de piedra seca que podría datar de la Baja Edad Media y, cerca de la capilla de Notre-Dame du Peuple, restos de un asentamiento de piedra seca que podría ser el emplazamiento del antiguo pueblo. En el siglo XI, Bézaudun estaba bajo el control del castillo de Majone, en Gréolières. No fue hasta el siglo XII cuando apareció por primera vez el nombre de Besaldu, seguido de Castrum de Bazaudino. Bézaudun se convirtió en feudo en el siglo XIII, con la construcción del castillo entre 1224 y 1231. Tras las luchas entre la nobleza local, el edificio volvió a manos de Romée de Villeneuve, que lo cedió a los obispos de Vence en 1233 a cambio de una parte de Coursegoules. El castillo y el feudo de Bézaudun permanecieron en su propiedad hasta la Revolución Francesa.

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Le clocher de Bézaudun-les-Alpes et les sommets enneigés du Mercantour. Bernard Croisé

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