Restaurante con terraza que ofrece buena comida a muy buen precio.
Delante de su mesa, en la terraza o en el interior, se despliega la vista bucólica y tranquila del bonito parque Barbieux con su estanque donde se encuentran las aves. Se olvidaría casi la decoración del restaurante, renovado en 2014 que combina modernidad y buen gusto. Los amantes de los buenos vinos apreciarán la carta bien surtida. Los platos son buenos y la relación calidad-precio es totalmente correcta. Los platos son refinados y bien presentados. El tártaro de buey con navaja a la italiana acompañado de patatas fritas y ensalada es una auténtica delicia. Los postres (café goloso, perfiles, tarletas de chocolate…) son también sabrosos y bien presentados. No te queda más remedio que dar un paseo por el parque.
C'était franchement un plaisir merci