Cassel, el punto más alto de Flandes, sigue siendo un enigma histórico, ya que aún no sabemos cuándo apareció la colina. Lo más que sabemos es que se construyó durante la era cristiana. Las fortificaciones dieron nombre a la ciudad: Cassel por Castel (fortificación celta). Semejante posición suscitaba muchas envidias, incluso antes de la Edad Media y sus recurrentes disputas. Sin embargo, los galos fueron incapaces de defender su ciudad: los romanos se apoderaron de ella y la convirtieron en el centro de su ocupación. Se crearon siete calzadas romanas para unir las ciudades y se reforzaron las fortificaciones, lo que hizo que Cassel se impusiera aún más en el paisaje circundante. Llegó la Edad Media y la ciudad adquirió su forma casi definitiva, pero este periodo estuvo acompañado de numerosas batallas. La mayoría de los conflictos que aquí tuvieron lugar fueron de cierta importancia, el último de los cuales, en 1677, se saldó con la victoria francesa de Philippe d'Orléans, poco antes de los Acuerdos de Nimega. La ciudad retomó un curso de vida pacífico, libre de conflictos. Esta calma efímera pronto tuvo que hacer frente a la guerra de 1914-1918: Cassel estaba muy cerca de la línea del frente. El mariscal Foch estuvo destinado aquí entre 1914 y 1915. La Segunda Guerra Mundial tuvo un impacto considerable en la ciudad. Casi totalmente destruida, Cassel recuperó un rostro humano desarrollando el turismo, gracias sobre todo a su posición, sus viejas piedras, el molino y el panorama verdaderamente impresionante de este país llano. Como prueba de su reputación, ¡Cassel fue elegido "Pueblo favorito de los franceses" en 2018!

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