Guía de viaje Mirande

Esta bonita bastida fue fundada en 1281 en el emplazamiento del pueblo de Saint-Jean-de-Lézian. Las calles medievales desembocan en la gran plaza central, rodeada de soportales y con un quiosco de música de época. Al final de la rue de l'Évêché, el campanario-porche de la iglesia de Sainte-Marie salva la calle con sus dos arbotantes, una construcción única en Francia. La ciudad también conserva restos de fortificaciones, como las torres Rohan, Astarac y Bourreau, así como un bello mercado de acero del siglo XIX. Desde su fundación, la ciudad ha sido conocida como Mirande-la-Jolie por su perfecto diseño en damero. Hoy es una tranquila pero animada ciudad rural, galardonada con la etiqueta "Station Verte", y una de las pocas ciudades francesas que ha obtenido la exigente etiqueta internacional "Cittaslow", dedicada al medio ambiente y la calidad de vida. Es cierto que el tiempo adquiere un sabor especial dentro de las hermosas murallas de la ciudad bastida, o en la naturaleza virgen que la rodea, que podrá descubrir realizando alguna de las numerosas rutas de senderismo de los alrededores. Tampoco se olvida de la cultura, y la ciudad cuenta incluso con su propio museo de bellas artes y artes decorativas, con una magnífica colección de pinturas antiguas y loza. Lamentablemente ya desaparecido, fue sobre todo el famoso festival de música country el que formó parte de la reputación de Mirande ("Country en Mirande"): durante cuatro días, el sur del Gers adquirió los acentos del Sur Profundo de Estados Unidos...