La ciudad toma su nombre de una de las capitales más importantes de la Europa medieval, Florencia. Fue fundada en el siglo XIII, bajo el impulso del señor local, Géraud de Cazaubon. Con el patrocinio del senescal de Toulouse y la protección real, eligió la llanura del Gers como nueva residencia y llamó a su ciudad Florença. La ciudad nació así en 1272, bajo el reinado de Felipe III el Temerario, según un plan de bastidas, muy en boga entonces en Gascuña. Un mercado marca el centro del pueblo, del que parten las calles en forma de cuadrícula. La Guerra de los Cien Años trajo muchos problemas y la ciudad pasó de mano en mano, hasta que acabó en manos del Papa en 1350 y 1354. Esto no impidió el desarrollo económico de la ciudad, que se hizo famosa por su tejido de sarga. La vinculación de Gascuña al dominio real de Enrique IV permitió que Fleurance se convirtiera en la capital administrativa de la Lomaña. Aumentó su importancia económica a pesar de las epidemias de peste y hambre que diezmaron su población. En el siglo XVIII, la fabricación de azulejos, utensilios de escritura y zapatos aseguró cierta prosperidad a la ciudad, que se desarrolló. Un gran incendio destruyó la sala del mercado en 1833, que fue reconstruida con el ayuntamiento en el primer piso. Convertida en un importante centro turístico, la ciudad acoge dos grandes festivales de verano: el Cuivro-Foliz, en julio, que celebra las bandas y los instrumentos de viento, y el Festival de Astronomía, en agosto, el más importante de Francia.

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