Guía de viaje Roquefort-Sur-Soulzon

La historia de este pueblo, situado a 630 m de altitud en el parque natural regional de Grands Causses y que ha dado nombre a un queso, está directamente relacionada con los trastornos geológicos que ha sufrido y con su cría pastoril. La montaña se derrumbó, dando lugar a un "combalou", una zona de pedregales. Por extensión, la montaña que domina Roquefort se convirtió en el Combalou, de 2 km de largo y 300 m de ancho al sur de Larzac. El desprendimiento de rocas creó fallas internas. Estas fallas son diaclasas, comúnmente llamadas "fleurinas". El aire, que circula según la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior, es muy favorable para la maduración del queso. Cuenta la leyenda que un joven pastor abandonó su pan de centeno y su cuajada de oveja para ir en busca de una joven. Cuando volvió, el pan se había enmohecido y había dado su color azul al queso. Así nació el queso Roquefort. Se dice incluso que el propio Julio César escribió que comió un queso extrañamente parecido al Roquefort durante el asedio de Alesia. La producción y maduración del Roquefort se ha convertido aquí en un auténtico producto turístico, como demuestran los miles de visitantes que cada año recorren las calles del pueblo para comprar el divino queso en su versión clásica, artesanal o ecológica. Se pueden visitar las bodegas de dos empresas: Société y Papillon, así como el ecomuseo de Coulet.