LA CUEVA DEL INFIERNO

Situada en el corazón del Bois de l'Enfer, esta cueva produce escalofríos. A varios metros de profundidad, probablemente fue ocupada muy pronto por el hombre, desde la época prehistórica. A principios del siglo XX, un joven parisino estaba de vacaciones en Rebeuville. Mientras se dirigía a la cueva, se desató una violenta tormenta. A pesar de las recomendaciones de los ancianos, continuó su camino, riendo con paso seguro, cuando de repente le sorprendió una visión aterradora. Presa del pánico, se dio la vuelta y corrió a grandes zancadas. Desde entonces, creyó en la existencia del demonio.