Guía de viaje Beaulieu-Sur-Dordogne

Beaulieu, enclavada en un recodo de la Dordoña, con sus palmeras, plataneros y plátanos, y su clima suave propicio al cultivo de la fresa, es conocida con razón como la "Riviera del Lemosín". Tiene todo el encanto de una ciudad medieval, con su iglesia abacial románica, su tímpano y su tesoro, sus callejuelas y casas de entramado de madera, y sus gabarras. Miembro de la Federación de Lugares Cluniacenses (vinculada a la abadía de Cluny), posee un rico patrimonio cultural. Otro de sus activos es la fresa, que muchos agricultores cultivan en los alrededores. La ciudad creció en torno a la abadía a finales del siglo XII, cuando era una escala en la ruta hacia Santiago de Compostela. Fue en 855 cuando Raoul de Turenne, arzobispo de Bourges, decidió fundar una abadía a orillas del Dordoña, junto a Vellinus, un pueblo de pescadores. El cartulario del lugar recoge que, dado el esplendor del lugar, no pudo resistirse a bautizarlo con el nombre de Bellus Locus. La poderosa abadía benedictina, fundada en el siglo IX por 12 monjes procedentes de la abadía de Solignac, estaba dotada de las reliquias de San Prime, San Félicien y de un rico patrimonio. Sus posesiones se extendían por las regiones de Limousin y Quercy. Hacia 1095, Beaulieu pasa a formar parte de la abadía de Cluny y disfruta de un periodo de prosperidad durante el cual se construyen la iglesia abacial y el claustro. La abadía prosperó y la ciudad creció en torno a los edificios del monasterio.