Hay que deslizarse por una pequeña calle en el distrito de St-Roch para encontrar la entrada a esta cueva de Alí Babá. En este impresionante establecimiento, dedicado a la cocina magrebí, ha llegado el momento de cambiar de aires. Además de la comida, los propietarios han puesto su fe en el entorno, el ambiente y el espectáculo para permitir una escapada total. La habitación parece haber salido directamente de los cuentos de las Mil y Una Noches: muebles, espejos, cerámica, decoración roja y dorada.... Todo viene de Marruecos. En medio de este escenario, las especialidades del país desfilan a un ritmo constante, hay que decir que la reputación del restaurante le precede. Por último, el sábado, una bailarina oriental recibe a los invitados que ya han sido seducidos.
Les prix ont doublé!
La serveuse est odieuse, soupir, fait des commentaires haineux, et ne sait même pas gérer les réservations la fourchette, on a dû lourdement insister pour avoir nôtre réduction de -20%.
Les couscous sont à + de 20e pièce, je n'ai jamais payé aussi cher pour un couscous.
Heureusement le monsieur, lui, est agréable.
A fuir !