LE 7
El 7, lejos de los gritos de la playa y del bullicio o un poco alejado, está rodeado de pistas de tenis y pinos sombrillas. Se llega al mediodía e incluso a la noche durante el verano, saboreando un momento tranquilo a la sombra de los grandes pinos sombrillas, así como una cocina sencilla y eficaz. A veces, a lo sumo, recuerda una bala, cuyo sonido del rebote se mezcla con el canto de las cigarras, nos recuerda la presencia de las pistas de tenis que la rodean. Pero el 7 no tiene en su mesa jugadores en shorts blancos, lejos de allí. Desde hace diez años que han abierto las puertas de su restaurante en medio de un pinar, los dos simpásticos frangins Steph y Micka han sabido fidelizar a una clientela de acostumbrados, de los cuales 90% no vienen para tratar de la raqueta, pero para disfrutar del ambiente agradable y relajante de su terraza, y por qué no de la piscina que les está reservada, que de'una cocina auténtica y sin tralala. El pescado fresco, pescado por la mañana en el Grau-du-Roi, se sirve en la plancha en una pizarra, como lo son todas las parrilladas de brochetas marinadas a los ceps de vid. La hamburguesa no es de generosidad, al igual que las mesetas propuestas por la noche, donde puedes atrevernos por ejemplo al camembert asado con salsa Pimenta. Aunque cada noche de verano un guitarrista viene a tocar música de ambiente, las veladas no se anuncian previamente con antelación: sólo los buenos clientes y acostumbrados reciben la información de Facebook. Como se ha entendido, esta bonita dirección no necesita hacer ruido.