ESTÁNDAR DEL METRO
En París, la historia está en la esquina de cada calle. Al final de las arcadas de la calle Vaugirard, un poco antes de la calle Servandoni, descansa un vestigio de la época revolucionaria: uno de los metros semental instalados por los revolucionarios en los lugares más frecuentados de la capital. Al principio, 16 marrones grabados fueron diseminados en la ciudad, pero éste es el único que no ha movido su lugar de origen (otro se encuentra el Vendôme). En 1791 se decidió establecer un nuevo sistema métrico. La Academia de Ciencias define entonces el metro como la décima parte de una cuarta parte de un meridiano terrestre, es decir, un cuarto de círculo que une uno de los dos polos en Ecuador. Antes de eso, se medió en pedazos, en pulgar y sobre todo en "pie-rey" (que es el tamaño del monarca en lugar), lo que tenía por qué irritar a los revolucionarios. Hoy, nos parece natural manipular el metro y el centímetro tan fácilmente como se dice, pero este vestigio nos recuerda que, hace algunos siglos, los parisinos seguramente han tenido que hacer muchas idas y vueltas para comprobar que sus medidas son justas.