LAS CATACUMBAS
Cómo llegar y contactar
Las Catacumbas de París, un fascinante recorrido por las galerías subterráneas que albergan millones de esqueletos.
Las Catacumbas de París, el mayor osario del mundo, contienen más de 6 millones de esqueletos. Desde la época romana, el subsuelo parisino se explotaba para obtener yeso y piedra. A finales del siglo XVIII, la capital contaba con unos 160 km de galerías subterráneas. En 1780, el derrumbe de la Cimetière des Innocents provocó el cierre de todos los cementerios parisinos dentro de los límites de la ciudad y, a continuación, el traslado de los huesos de miles de muertos a una parte de las canteras de París, en aquel momento, fuera de los límites de la ciudad. Las catacumbas son, por tanto, una parte de las canteras bajo París. La apertura del osario a las visitas públicas comenzó en 1809 y los últimos depósitos de huesos tuvieron lugar unos cincuenta años después, en 1860, durante las obras de urbanismo de Haussmann. Hoy en día, las catacumbas son accesibles desde la plaza Denfert-Rochereau, a través de una escalera de caracol que desciende 20 metros bajo tierra. Se advierte a los visitantes claustrofóbicos que la visita se realiza bajo tierra en una auténtica escenificación de la muerte con textos e inscripciones. Se tarda aproximadamente una hora en completar el recorrido de 1,5 kilómetros, con 131 escalones de bajada y 112 de subida. Para preparar su visita, recuerde estar cubierto, incluso en verano De hecho, en las profundidades de París, la temperatura no supera los 14 grados. Por último, debe saber que está prohibido beber, comer o tocar huesos durante el recorrido. Un paseo impresionante y lleno de historia.
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Opiniones de los miembros sobre LAS CATACUMBAS
L'audioguide est nécessaire pour apprendre toute l'histoire du lieu.
ne pas croire qu'il n'y a que la partie ossuaire
Un conseil : prendre un pass coupe file certes plus cher mais qui évite des heures d'attente
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Réservation faite le jour même pour un tarif de 14 euros (sans audio guide).
Visite intéressante, bien expliquée, sans être assommante.
Nous regrettons le manque de respect des visiteurs non discrets mais surtout celui du personnel dans la salle de l'histoire des squelettes (beaucoup de lecture), dont les discussions d'ordre privé résonnent dans toute la salle, rendant la lecture impossible.
Lorsqu'on leur demande poliment de chuchoter, on se moque ouvertement de vous.
Cerise sur le gâteau : Monsieur ne portait même pas son masque.
Tarif élevé mais visite à faire au moins une fois dans sa vie.