LES LOUVIERES
Abandonan los senderos batidos para acceder a los Louvières, que han evolucionado entre unos cordones campestres. Sus muretes de piedras secas (o de los murgers) son el primer comité de acogida. Durante siglos han estado viendo la cadena montañosa, como usted en un momento. Este restaurante, que sólo tiene cerca los prados y la madera, es un lugar aparte. Una antigua granja de altitud a 900 m de altitud cuyo interior te cortará el aliento. La decoración es contemporánea. Sus juegos de colores, a veces de gris y azul plateado o de ocre y de malva te sumergen en una atmósfera mágica. El chef Philippe Vaufrey elabora una cocina dulce y reinventada. Entre las entradas, esta salsa lechuga y su tartare de salmón con cítricos, así como la dulzura de espárragos a los caracoles. En los platos destacan las mollezas de ternera en Madeira y la red de cerámica del lago Léman con mantequilla de cítricos y piñones tostados. La carta se renueva constantemente y la bodega ofrece un viaje de vinos de todo el mundo. Sólo hay 36 comensales, por lo que tienes cuidado y reserva.