Tras dejar la llanura de Moriani, cruzando el paso de Tribbiolu, se puede descubrir un frondoso valle colgante que ofrece un cambio de escenario completo. Además de las dos aldeas de Forci y Penti, hay senderos perseguidos por el recuerdo de los legendarios bandidos y que ahora utilizan los jabalíes. Se puede visitar la cueva donde se alojó el bandido Natale y probar el agua del manantial ferruginoso y gaseoso Acqua Acitosa. Finalmente, tras una hora de marcha, a 1060 m de altitud, la meseta de Osari y el yacimiento prehistórico del monte Castellu le acogerán con encanto. Aquí, la dualidad del mar y la montaña encuentra su plenitud.

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