Guía de viaje Villenauxe-La-Grande

A lo largo de los paseos que rodean la ciudad, un bucólico cinturón verde plantado sobre la línea de las antiguas murallas, el murmullo del agua acompañará sus pasos y le susurrará toda la vida que las olas han visto pasar a lo largo de los años. A la salida, con su guía de la oficina de turismo, las transparencias diáfanas y luminosas de las vidrieras creadas por David Tremlett para la iglesia de Saint-Pierre-et-Saint-Paul iluminarán sus almas con sus luces de colores. Al otro lado de la iglesia, en el Espace Patrimoine, tal vez tenga la suerte de cruzarse con un "cul-blanc" o una "gueule grise" que le harán retroceder en el tiempo hasta la gran epopeya industrial de las artes del fuego y la extracción de arcilla. Al salir, gire a la izquierda al doblar la esquina y llegará directamente a la antigua casa de Hervé Bazin, que tan acertadamente describió en Vipère au poing y donde vivía "Folcoche". Tras admirar una de las casas con entramado de madera de la ciudad en la plaza del Delta, pasará por delante de la Casa Jacob, de fachada rosa, y a poca distancia, frente al taller-boutique de cerámica Giberot, admirará lo que fue la abadía benedictina. Una vez que haya retomado los paseos por la pequeña rue Saint-Pierre, podrá detenerse un momento en el memorial de guerra de 1870, cuya forma y piedras tienen una historia especial que su guía no dudará en contarle. No podrá resistirse al placer de dejarse llevar por las olas de vuelta al centro de la ciudad a lo largo del Noxe y su aliviadero.