AU BON COIN
Nunca se evocará lo suficiente el encanto de estos pequeños restaurantes sin pretensiones que cada día de la semana a la hora del almuerzo trabajan para dar a la vida cotidiana una convivencia sin parangón alrededor de ellos, en el centro o en cualquier otro lugar, preparando uno o dos platos del día, lo que subodue que el precio es de puesta. La cocina exige talento y es este talento del corazón lo que importa. Los progresos en la concepción vienen después según las disponibilidades o las oportunidades. En todo caso, esta cocina tranquiliza y ofrece un momento de encuentros entre los seres de todos los bordes. En el Bon Coin posee intrínsecamente este enfoque y es maravilloso. Un filete frito ensalada, por ejemplo, o pasta con carbonara transforman radicalmente el punto de vista de cada uno porque se siente el cálido sol en el plato. En el Bon Coin es un ejemplo que debe multiplicarse frente al "rápido comido", una fórmula que normalmente engendra melancolía y desconcierto.
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