Es desde el sur, un poco hacia atrás, desde donde hay que descubrir el conjunto de este pueblo, frontera entre los dos terruños de Marche y Berry. Sobresale en su afloramiento rocoso con su iglesia dominando el pueblo por encima del vasto estanque formado por el embalse del pequeño arroyo Portefeuille.Saint-Benoît-du-Sault ha sido designado como uno de los pueblos más bonitos de Francia, y bien merece un cuidadoso paseo. Para descubrir sus secretos, siga los pequeños senderos que atraviesan el pueblo y, en particular, el antiguo camino cubierto que domina los jardines. A continuación, recorra la rue du Portugal, admirando las casas casi intactas de los siglos XV y XVI, con sus tejas rojas, y sueñe con el viejo puente de Filloux. Continúe hasta la iglesia, reconstruida en el primer cuarto del siglo XI, pase bajo el portal y admire los escaparates, que han conservado su carácter provinciano y su gran autenticidad. Prevea alrededor de una hora para recorrer el kilómetro y medio de este circuito. Saint-Benoît-du-Sault es un pueblo que merece la pena visitar por su historia y la belleza de su arquitectura y su paisaje. En la oficina de turismo, situada en la Place des Augustins, encontrará toda la información sobre Saint-Benoît. No dude en pedir un plano de la localidad, repleto de información interesante y anécdotas históricas, o información sobre las distintas rutas que puede realizar.

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