Si no es su escaparate coloreado o la confección de un producto que se hace en medio de la tienda que te hizo mirar a Lush, son los perfumes embriagantes de sus productos. Al estilo de los quesos en proceso de maduración, en el centro de la tienda se presentan grandes empedradas de jabón de todos los colores, junto a una crema de cara hecha casera y mezclada unos minutos antes. Si, al cruzar dentro, te arriesgas a perder, siempre puedes pedir un tramo a la vendedora que estará encantado de aconsejarte sobre los diferentes sabores disponibles. Si no te basta, te queda elegir entre numerosos tratamientos, máscaras, gels ducha y otros cosméticos de todo tipo adaptados a tu tipo de piel. Los precios son más altos que en las pequeñas cadenas de cosméticos, pero lo que nos gusta en Lush es que todo es "mano", sin conservadores, ecolo y 100% vegetarianos.