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Apertura al mundo

Las Baleares vivieron una época dorada durante el Siglo de las Luces. A pesar de su aislamiento, tras la invasión británica las islas se abrieron a las influencias europeas. El mejor ejemplo del enriquecimiento cultural balear es el pintor menorquín Pasqual Calbó i Caldès (1752-1817). Injustamente ignorado, encontró en Menorca el lugar ideal para satisfacer tanto su curiosidad intelectual como su creatividad. Este personaje erudito dominaba varios idiomas, lo que le permitió estudiar en Viena y Roma antes de cruzar el Atlántico. En 1787, trabajó como paisajista en América, después pintó la cultura negra en Nueva Orleans antes de sumergirse en el espíritu del Caribe. Regresó a Menorca a los 28 años y renunció a sus ambiciones comerciales para establecerse en su isla como pintor. Dejó pinturas religiosas y paisajes raros, así como numerosos retratos oficiales y privados que combinan psicología y finura técnica.

Vanguardia

Nacido en Barcelona en 1863, el pintor impresionista Laureano Barrau estudió a los maestros españoles en Madrid antes de continuar su formación en París. A los 47 años se trasladó a Ibiza, concretamente a Santa Eulalia del Río, donde siguió pintando hasta los 98 años. A su muerte, en 1957, su esposa inauguró el museo Puig da Missa, que alberga doscientas de sus obras. Barrau vivió la primera oleada de exilio en 1930. Pensadores, pintores y arquitectos de toda Europa, huyendo del fascismo, se instalaron en las islas. La vida cultural recibió un gran impulso. Raoul Haussman, cofundador del movimiento dadaísta, se instaló en Ibiza en esa época y tomó fotografías que hoy constituyen una verdadera memoria histórica de la isla. A finales de los años 50, el atractivo de las islas era aún mayor. Incluso entre los artistas existía una moda por Ibiza. Los beatniks fueron la primera contracultura que llegó a Ibiza. Se abrió la primera galería de la isla, llamada El Corsario. En todas las islas del archipiélago surgieron museos, salas de exposiciones y galerías.

Grupo 59

El alemán Erwin Bechtold estableció su residencia en Ibiza en 1954, al tiempo que mantenía vínculos artísticos con capitales europeas. En 1959 fundó con Erwin Broner el Groupe 59, que reunía a la vanguardia occidental: los alemanes Hans Laabs, Egon Neubauer y Katja Meirowsky, los estadounidenses Robert W. Munford y Erwin Broner, el sueco Bertil Sjoeberg y los españoles Antonio Ruiz y Carlos Sansegundo. Se trataba más de una alianza que de una escuela, cada uno desarrollando su propio estilo. Con el mismo espíritu, en 1962 el Grupo Puget reunió a Antoni Marí Ribas "Portmany", Vicent Calbet, Ferrer Guasch y Toni Pomar.

En 1964 se celebró la primera Bienal de Baleares, y en 1969 abrió sus puertas en Ibiza el primer museo español de arte contemporáneo.

Joan Miró (1893-1983)

Hijo de una mallorquina, el joven Joan Miró nació en Barcelona, pero pasaba sus vacaciones en Mallorca. Fue en París donde conoció a otros grandes artistas españoles como Picasso, así como a los surrealistas. Enamorado de Mallorca, volvió a instalarse allí después de la guerra.

En 1955, el arquitecto catalán Josep Lluís Sert diseñó su estudio en Cala Major, cerca de Palma. Cuando Miró murió en 1982, su viuda Pilar transformó su residencia en la Fundació Pilar i Joan Miró, de acuerdo con sus deseos. Le recomendamos que dedique un tiempo a pasear por este lugar mágico. Pintor, escultor, grabador y ceramista, Joan Miró es uno de los pocos artistas que han creado un lenguaje único que se ha hecho universal. Descrito por Desnos como un pintor "mirobolante", amaba los colores vivos y, sobre todo, el azul. Sus formas, que rozan la abstracción lírica, evocan los pájaros, las estrellas y el mundo onírico, ya sea en sus grabados o en sus obras monumentales.

Miquel Barceló

Nacido en Mallorca en 1957, es sin duda el más famoso de los pintores baleares y una de las principales figuras internacionales del arte contemporáneo. Tras estudiar en Palma y en el Beaux-Arts de Barcelona, se dio a conocer en la Bienal de São Paulo de 1981. En 1996, su retrospectiva en el Centro Pompidou de París le consagró como uno de los pintores más valorados del mercado. En 2004, fue el primer pintor contemporáneo en exponer en el Louvre, con sus acuarelas de la Divina Comedia. Influido por el arte conceptual, el art brut, el action painting y artistas como Miró y Antoni Tàpies, Barceló encuentra su principal fuente de inspiración en la naturaleza. Su descubrimiento de Mali, donde ahora vive en parte, se refleja en sus cuadros. Sus obras pueden admirarse en la Catedral de Palma y en el Museo Es Baluard de Palma.

La nueva generación

En Palma, el arte urbano es un medio de expresión popular apreciado por todos. La mejor manera de descubrir este arte en constante evolución es callejear. Para los más organizados, el blog Porta Mallorquina te mantiene al día del arte callejero casi en tiempo real. Un puñado de artistas destacan entre la multitud, entre ellos dos mujeres: Marina Molada, que cubre las paredes con sus fotos en blanco y negro, y Esther Olondriz. El más internacional es, sin duda, Joan Aguiló. Formado en Bellas Artes en Barcelona y Ciudad de México, descubrió el arte urbano en Berlín. De vuelta a Mallorca en 2013, desarrolló su arte en la ciudad de Palma. Momentos robados muestra a personas anónimas en escenas tomadas de la cultura local. Sus enormes frescos proceden ahora de encargos oficiales. Su mural más famoso, que representa a un niño gigante chupando un biberón frente a un tren de juguete, puede ser visto por los viajeros de camino a Sóller. En la galería Sargantana se puede encontrar auténtico arte local. Óleos, acuarelas y postales serán un excelente recuerdo de su estancia. Con un enfoque diferente, Gallery Corner tiende un puente entre los artistas inspirados por las islas y el gran público ofreciendo originales accesibles a todos los bolsillos: fotografías de la joven artista danesa Rebeka Vodrazkova o del mallorquín Rafael Forteza, o los collages que exploran la figura femenina de Flor Rajo. El espíritu de Miró se respira por todas partes en Baleares.