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Santuarios verdes que aún se conservan

Los bosques caducifolios ancestrales permanecen en algunas raras porciones en las montañas costeras del norte de la isla, más precisamente en las Madonie y al sur de Palermo (bosques de roble de Ficuzza). En estas zonas más verdes hay muchas adelfas y tamariscos de gran belleza. En las vecinas Nebrodes existe un ecosistema de vastos bosques, praderas y lagos de gran altitud, con ardientes torrentes que contrastan con la árida Sicilia. Hay hayas en las laderas del sur, alcornoques, encinas, tejos... Entre las especies endémicas se encuentra el famoso abeto siciliano, conocido por su nombre en latínAbies nebrodensis, que sólo crece en las Madonie. Sólo quedan una veintena de ejemplares, ya que la especie está al borde de la extinción. Otra especie relicta, la Zelkova sicula es un arbusto que sólo existe en esta isla, del que sólo quedan unos pocos ejemplares. El cardo púrpura Carduncellus pinnatus, la salvia amarilla (Phlomis fruticosa) y lasalvia plateada (Salvia argentea), el iris siciliano (Iris pseudopumila) y el clavel de roca (Dianthus rupicola

) sólo se encuentran en la isla y florecen en primavera. En el noroeste de la isla, la reserva de Zingaro es una de las zonas de biodiversidad más intactas del Mediterráneo, aunque un grave incendio destruyó gran parte de ella en 2020. La palmera enana crece de forma espontánea en las laderas del monte bajo, así como otras muchas plantas como olivos, carabúes, euforbias... Los paisajes se transforman en el sur de la isla, como si estuvieran detenidos por una frontera imaginaria. El verde de las montañas del norte da paso a un paisaje muy mediterráneo y mineral esta vez: la garriga hasta donde alcanza la vista cohabita con palmeras enanas. También hay chumberas, probablemente importadas de Centroamérica, y agaves en abundancia. En cuanto al río Ciane y la reserva de salinas de Siracusa, es un precioso humedal: en sus orillas crecen papiros desde la antigüedad.

Vegetación adaptada a los suelos volcánicos

En la zona cónica de la cumbre del Etna no hay vegetación porque no pueden germinar semillas en la lava reciente. La cima es de roca basáltica negra, lava directamente solidificada, y está desolada. A partir de los 2.500 metros de altitud, las laderas del Etna cuentan con una vegetación variada y muy típica, y albergan especies plantadas por el hombre, incluidas varias plantas tropicales traídas de América. Entre las plantas emblemáticas del lugar: el astrágalosiciliano (Astragalus siculus), con sus finas espinas, que crece en masa. A partir de los 2.000 metros de altitud, la vegetación cambia. En algunas laderas se pueden ver pinos de Bosnia, abedules del Etna y hayas, e incluso más abajo se pueden ver castaños y olivos. Con esta vegetación coexiste la gineta endémica del Etna, cuyas flores amarillas crean, durante el periodo de floración, un hermoso color que contrasta con el negro de la lava basáltica. En cuanto a la famosa violeta del Etna, crece en abundancia alrededor del volcán.
Más abajo, las fértiles laderas del volcán son ideales para el cultivo de la vid. Los viñedos de Nerello producen el famoso vino del Etna (DOC). En las laderas occidentales, de 600 a 850 metros sobre el nivel del mar, se cultivan los pistachos de Bronte y las fresas de Maletto, únicas por su sabor y color debido a la fogosidad del suelo y al microclima. Otra producción destacada es la de manzanas, peras y el melocotón "tabacchiera dell'Etna", la cereza roja del Etna, las nueces y las avellanas, sin olvidar una miel extremadamente dulce y pura.

Las divertidas fichidindias

Esta fruta de extraño color y exquisita carne fue introducida en Sicilia a finales del siglo XVI a través de América Latina. La fichidindia (chumbera) encontró un clima favorable para multiplicarse por toda la isla. En aquella época, esta planta se utilizaba para delimitar las propiedades. En pocos años, esta fruta se ha convertido en uno de los símbolos de Sicilia. En la actualidad, el 97% de la producción de fichidindia procede de la isla. Puedes elegir entre tres colores de fruta. ¿Se dejará tentar por el amarillo, el verde o el rojo? Para los apasionados, los sabores difieren según el color de la carne. Mire bien a su alrededor durante su viaje por Sicilia y no dejará de ver estos cactus llenos de coloridos frutos. Y la buena noticia es que ya los puedes encontrar pelados en platos en el mercado!

Una fauna típicamente mediterránea

Una fauna terrestre bastante rara. Aunque los animales más salvajes hace tiempo que abandonaron la isla, en Sicilia se pueden encontrar zorros, gatos monteses, águilas perdiceras y otros pequeños mamíferos como comadrejas, marmotas, martas, puercoespines y algún raro lobo gris. Recientemente se han reintroducido en la Madonie el jabalí y el gamo, y se producen y venden embutidos y carne de estas dos especies. Pero en cuanto a la fauna, las especies más destacadas en Sicilia son las aves, ya que la isla es una importante parada en el camino de los migrantes. Aquí, algunas parejas de águilas han logrado prosperar contra todo pronóstico: en particular, el rarísimo águila perdicera que se encuentra en la reserva de Zingaro. Al este, la magnífica reserva de Vendicari permite observar garzas y flamencos rosas. En cuanto a los reptiles, Sicilia alberga varias especies de serpientes y víboras, pero es más probable que se cruce con una salamanquesa, una tortuga o el inevitable lagarto siciliano, también conocido como "lagarto de las ruinas"

Una rica fauna marina. Los fondos marinos de Sicilia albergan atunes y peces espada. Para convencerse de ello, basta con asistir a una mattanza entre mayo y junio. Esta pesca ancestral consiste en primer lugar en rodear al atún con grandes redes tiradas por pequeñas embarcaciones llamadas tonnara. También se capturan numerosos mariscos y pescados (lenguado, lubina...). Muchos lugares de buceo son muy populares entre los aficionados: las Islas Egadi, las Islas Eolias, la isla de Ustica. La observación del fondo marino es uno de los atractivos del destino.