Clima Andalucía

Skieurs sur les pistes de la Sierra Nevada. © Worledit - iStockphoto.com.jpg
Des jeunes Andalous qui manifestent à Séville pour le climat en septembre 2019. © Mlle Sonyah -shutterstock.com.jpg

Desde las largas playas de arena de las provincias de Cádiz y Huelva hasta el desierto semiárido de Tabernas en la provincia de Almería, desde las laderas nevadas de Sierra Nevada hasta las suaves colinas de la Campiña sevillana, Andalucía cuenta con multitud de microclimas, en contraste con una imagen que a veces la confina a una visión de tierra seca que soporta un sol abrasador. A pesar de ello, el sol estará muy presente durante la mayor parte del año. Pero tres factores serán decisivos para modificar el clima: las montañas; la frecuencia de las precipitaciones, que se desplazan de oeste a este, disminuyendo a medida que circulan; y, por último, la proximidad del mar, con efectos diferentes si se trata del Atlántico o del Mediterráneo. Pero el fantasma de un verano interminable podría cernirse sobre este paraíso si no se hace nada para limitar los cambios que ya se están produciendo en el cambio climático.

Un clima mediterráneo

El clima de Andalucía se asocia a menudo con la idea de un calor intenso, o incluso de una ola de calor, que tendrá que afrontar con sombrero y abanico. Puede ocurrir, pero no todo el tiempo ni en todas partes. Y a veces basta con ver a los andaluces lanzarse por las laderas de Sierra Nevada con el traje de esquí y las botas lunares justas para que el tópico se desmorone un poco. Sin embargo, una cosa es cierta: en general, Andalucía forma parte del sistema climático mediterráneo, lo que generalmente significa un invierno templado, un verano muy fuerte y una primavera y un otoño suaves.

Muchos microclimas

Pero diferentes elementos interferirán en este marco general y producirán una gran diversidad de microclimas, contribuyendo a la variedad de paisajes encontrados. Al marcar la estructura geográfica de la región, las montañas serán el primer vector de diferenciación climática. En el caso de Sierra Morena, bloquean el paso de los vientos fríos procedentes de la Meseta central española, y en el caso de las cordilleras Béticas, albergan picos especialmente elevados. El segundo factor determinante es el régimen y la frecuencia de las precipitaciones, que disminuyen de oeste a este. Así, la Sierra de Grazalema, en la provincia de Cádiz, es la más lluviosa de toda España, superando los récords de Galicia y Asturias. En cuanto a la provincia de Almería, en el otro extremo de esta línea oeste-este, presenta un clima semidesértico con un índice pluviométrico muy bajo. Además de esta línea pluviométrica, la Andalucía "húmeda" coincide también con los puntos más elevados de la región, como la Sierra de Grazalema y la Serranía de Ronda. De media, en Andalucía llueve 75 días al año, cifra que se reduce a 50 en las zonas más áridas. Otro factor que influye en el clima es la proximidad del mar, diferenciándose entre el Atlántico y el Mediterráneo. El Atlántico moderará las temperaturas a lo largo del año, mientras que el Mediterráneo, más cálido y más "cerrado" por costas a menudo abruptas, será más inestable, generando incluso tormentas estivales como las "gotas frías", algo parecido a los episodios de Cevennes en el sur de Francia.

Récord de sol

En resumen, se puede decir que las provincias costeras tienen un clima menos contrastado que las del interior, tanto a lo largo del año como en un día cualquiera. A excepción de la provincia de Granada, que tiene un clima continental y un clima mediterráneo costero, lo que significa que en invierno se puede pasar de los -10°C de Sierra Nevada a los 20°C de la Costa Tropical en sólo 40 km. Incluso con estos microclimas, el sol casi siempre estará fuera, sea cual sea la fecha de su estancia. Y aunque Andalucía presume de 300 días de sol al año, es el litoral mediterráneo el que más tiene, con Málaga y Almería con una media de 9 horas diarias, lo que las convierte en las ciudades más soleadas de España, según un estudio del INE publicado en 2017. En cuanto a las temperaturas, la media anual supera los 16ºC, pero alcanza los 18ºC en las ciudades, en la costa mediterránea y en la mayor parte del valle del Guadalquivir. Y es en este valle donde se registran las temperaturas más altas de España. Como en Córdoba y Sevilla, donde los veranos pueden ser abrasadores, alcanzando máximos históricos de casi 47°C. En invierno, las temperaturas más bajas se dan en las provincias de Jaén y Granada, con registros históricos de -21 y -18°C respectivamente.

¿Hacia un verano interminable?

Cada 10 años, el verano español aumenta 9 días, lo que supone un incremento de cinco semanas desde los años 80. Lo que podría parecer una buena noticia es, en realidad, uno de los elementos más llamativos del estudio publicado por la Aemet (Agencia Estatal de Meteología) en marzo de 2019. Realizado a lo largo de los últimos 30 años, el estudio revela otros aspectos del cambio climático en España: un aumento del número de años cálidos; un incremento de la frecuencia de noches tropicales (temperaturas que se mantienen por encima de los 20ºC) y un aumento de más de 30.000 m² en las zonas semiáridas (el 6% del país). En el futuro, casi el 70% de los españoles se verán afectados por este cambio climático, que probablemente afectará sobre todo al sureste de España (Castilla-La Mancha y el valle del Ebro).

En los últimos treinta años, Andalucía ha registrado un aumento medio de la temperatura de 1°C, y se estima que esta tendencia persistirá y aumentará, sobre todo en las capitales de provincia, que se han convertido en "islas de calor" por su creciente producción deCO2. Si no se reduce esteCO2, las proyecciones son especialmente preocupantes para Granada, Málaga y Córdoba, que podrían registrar aumentos de temperatura de hasta 3°C. Aunque las instituciones van identificando poco a poco los riesgos que plantea el cambio climático, la conciencia "verde" está aún muy lejos. Miles de jóvenes andaluces marcharon en apoyo de las manifestaciones de marzo de 2019, pero los comportamientos cambian muy lentamente, como demuestra el gusto aún intacto por los desplazamientos en coche y el uso todavía frecuente de bolsas de plástico para hacer la compra.