Plaza de San Francisco à Séville. © s4svisuals -shutterstock.com.jpg

Un poco de historia

A lo largo de su historia, Andalucía ha sido a menudo una región densamente poblada, con incluso zonas de relativa "superpoblación", como en la Granada nazarí del siglo XV y la Sevilla de los siglos XVI y XVII. Esta tendencia se mantuvo a lo largo del siglo XX, durante el cual su población creció a un ritmo superior al del conjunto de España, gracias a una tasa de natalidad muy superior a la media nacional. Aunque se mantuvo alta durante todo el siglo XX, el peso de la población andaluza en relación con España varió algo durante la segunda mitad del siglo. En los años 50, la población andaluza representaba hasta el 20% de la población española, antes de descender al 17% en los años 80. Esto se debió a la emigración andaluza. Esto se debió a la emigración andaluza a otras regiones españolas (Cataluña, Madrid, Valencia, País Vasco) o a otros países europeos (Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suiza, Bélgica, Holanda). Como en el resto de España, la década de 1990, marcada por el retorno de la democracia y la recuperación económica, fue testigo del regreso a casa de numerosos andaluces.

Casi uno de cada cinco españoles es andaluz

Andalucía es hoy la mayor comunidad española, con más de 8,5 millones de habitantes (casi el 18% de la población española). Con 97,47 habitantes por km², su densidad de población es superior a la media española (95,26 habitantes por km²), pero lo que la caracteriza sobre todo es la muy desequilibrada distribución de esta población en las ocho provincias que componen esta comunidad. La mayor parte de la población se concentra en las grandes ciudades ribereñas de los ríos Guadalquivir y Genil y en la costa mediterránea; sólo las provincias de Sevilla, Málaga y Cádiz concentran el 57% de la población andaluza. Al igual que el resto de España, Andalucía ha experimentado una creciente urbanización desde los años 60, y en la actualidad alberga dos de las seis ciudades más pobladas de España: Sevilla (con casi 700.000 habitantes, la cuarta ciudad más grande de España) y Málaga (579.000 habitantes). Se calcula que más de la mitad de la población andaluza vive en ciudades de más de 50.000 habitantes. Esta tendencia se mantendrá, con la continua expansión de las hipermetrópolis de Sevilla y Málaga, y una desertización paralela de regiones montañosas como Sierra Morena y las Cordilleras Béticas, donde la densidad de población no supera los 50 habitantes por km². Otro rasgo que diferencia la estructura poblacional de Andalucía de la del conjunto de España es su relativa juventud. Más de la mitad de la población andaluza tiene menos de 42 años, y hay algo más de menores de 25 años que en España (26,8% frente a 24,6%). Sin embargo, también aquí se observa una tendencia al envejecimiento de la población. Este envejecimiento es el resultado de un aumento de la esperanza de vida (79,2 años para los hombres y 84,5 años para las mujeres en Andalucía) y de un descenso de la natalidad. En Andalucía, este descenso se ve compensado en cierta medida por el ligero repunte de la natalidad entre los nuevos inmigrantes. Con una tasa de fecundidad en 2022 de 1,22 hijos por mujer en Andalucía (1,16 en España), tanto la región como el país no están sustituyendo a su población y, por tanto, están envejeciendo. Se calcula que en 2050 los mayores de 65 años representarán más del 30% de la población española y que el número de personas de 80 años superará los 4 millones. Esta situación no está exenta de problemas a la hora de pagar las pensiones. En 2018, un acuerdo del Pacto de Toledo estableció el principio de subida de las pensiones en función del IPC (inflación). Ese mismo año se produjeron numerosas manifestaciones de pensionistas en las principales ciudades de España, teniendo en cuenta que un pensionista suele ser el sustento de muchas personas, sobre todo jóvenes.

El país de la inmigración desde los años 90

Ser zona de emigración ha sido una constante a lo largo de la historia de Andalucía, pero fue a mediados del siglo XX cuando las cifras se dispararon, con la salida de casi medio millón de andaluces en los años cincuenta, más de 800.000 en los sesenta y hasta más de un millón en los setenta. Andalucía participó así en los grandes flujos migratorios del siglo XX, primero hacia América y el norte de África antes de la Guerra Civil, y después hacia Europa y otras regiones de España en la segunda mitad del siglo XX. Ciudades como Madrid y las capitales de provincia, Cádiz en particular, sirvieron a menudo de etapa intermedia entre el éxodo rural y la salida al extranjero. La situación se invirtió en los años 90, y desde entonces Andalucía se ha convertido en una región de acogida de inmigrantes. Hoy en día, el 5,35% de los andaluces son de origen extranjero, tres puntos por debajo de la media nacional, pero esta inmigración está muy desigualmente repartida entre todas las provincias. La provincia de Almería es la que cuenta con un mayor número de extranjeros (15,20%), mientras que Jaén tiene un 2,07% y Córdoba un 1,77%. Esta inmigración es principalmente marroquí (17,79% de los extranjeros), pero también, lo que quizá resulte más sorprendente, británica (15,25%). La mayoría de los inmigrantes británicos viven en la provincia de Málaga, algunos de los cuales compraron propiedades durante el boom turístico de la Costa del Sol en los años 60, y muchos de los cuales se han jubilado desde entonces. Otros inmigrantes trabajan principalmente en la agricultura. Por último, Andalucía cuenta con una importante comunidad gitana de más de 350.000 personas, cuya llegada a España está documentada desde 1425. Su situación cotidiana sigue siendo muy precaria, y se calcula que seis de cada diez niños gitanos españoles siguen siendo analfabetos. En octubre de 1996, el Parlamento andaluz declaró el 22 de noviembre Día del Gitano Andaluz, con el objetivo de mejorar el reconocimiento de su cultura y combatir los estereotipos asociados a ellos.

Acentos andaluces

El español se habla en toda Andalucía. Originario de la región cantábrica, el español recibió influencias del euskera antiguo, tanto morfológicas como léxicas. Se extendió por todo el reino de Castilla, para el comercio y el gobierno, y se extendió a los cuatro puntos cardinales durante la expansión del Imperio español entre los siglos XV y XIX. Es la segunda lengua más hablada del mundo (por el número de hablantes nativos), y está estructuralmente próxima al francés, debido a su origen latino. El español, más próximo al latín clásico y al italiano moderno, pertenece a la subrama iberorrománica, al igual que el portugués, primo cercano en la forma escrita, pero mucho menos en la oral. Al viajar por Andalucía, tendrá la oportunidad de apreciar el acento característico de la región, hecho de muchas aspiraciones. Y con oído musical, irá identificando las distintas lenguas que se hablan en cada provincia.