Pic de Mulhacén. © wayak -shutterstock.com.jpg
VTT sur une falaise de la Sierra Nevada. © Saro17- iStockphoto.com.jpg

Determinación del papel del relevo

Aunque alberga muchas comarcas meridionales, es sobre todo el relieve el que va a jugar un papel fundamental en los rasgos geográficos distintivos de Andalucía. Se estructura en tres zonas principales. Al norte, está separada de la Meseta Castellana, la meseta central de España, por Sierra Morena, un antiguo macizo rico en recursos mineros: carbón, cobre, mercurio y plomo. Al sureste, las Cordilleras Béticas, otra región montañosa, albergan los picos del Veleta y el Mulhacén. Y en el centro, la depresión del Guadalquivir marca la separación entre la Andalucía bética y la mediterránea. El puerto de Despeñaperros, en la provincia de Jaén, conecta la Meseta española con la llanura del Guadalquivir, donde se encuentran las grandes ciudades de Córdoba, Sevilla y Cádiz. Esta alternancia entre montañas, llanuras y costas da lugar a una gran variedad de paisajes: las sierras de la provincia de Jaén, pobladas por un mar de olivos; los picos escarpados, a veces nevados; las llanuras cerealistas de la Campiña sevillana o las marismas del Guadalquivir. En pocos kilómetros, por ejemplo, se pasa de las arenosas playas de la costa granadina al desierto de Tabernas, que en la vecina provincia de Almería alberga el único desierto árido de Europa. Escenario de numerosas películas, las más famosas de las cuales han sido los spaghetti westerns.

Sierras y montañas

Más de un tercio de Andalucía supera los 600 metros de altitud, pero su sistema montañoso está dominado por dos grandes cordilleras. Al norte, Sierra Morena recorre 450 km de oeste a este por las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén. Toma su nombre, "montaña parda", de la naturaleza de sus rocas y vegetación. A diferencia de las Cordilleras Béticas, se trata de una zona de montañas de altitud media, con el pico más alto, la Sierra Madrona, a 1.333 metros. También presenta un relieve más suave y menos accidentado. Poco poblada y relativamente aislada, alberga varios espacios naturales protegidos, entre ellos las Peñas de Aroche, y fue también escenario de algunas de las aventuras del Quijote de Cervantes. Ocupando la mitad sureste de Andalucía, las Cordilleras Béticas se extienden entre el valle del Guadalquivir y la costa mediterránea. Forman la mayor cadena montañosa de Andalucía y España. Al norte, la Cordillera Subbética presenta un relieve muy discontinuo, con numerosos pasos que facilitan la comunicación, a diferencia de la Cordillera Penibética, al sur, que actúa como barrera entre la costa mediterránea y el interior. Esta segunda cordillera alberga 24 picos de más de 3.000 metros de altura, así como las cumbres más altas de la Península Ibérica, como el Mulhacén (3.478 m) y el Veleta (3.396 m), cuyas cumbres nevadas son los símbolos de Sierra Nevada, lo que convierte a esta región en un lugar privilegiado para la práctica del esquí y el senderismo. Estas dos cordilleras están atravesadas por la Fosa Intrabásica, un corredor de pequeñas depresiones que discurre de oeste a este, paralelo a la costa mediterránea.

Lado del mar y lado del océano

En total, Andalucía cuenta con más de 864 km de costa, pero su litoral y la forma en que ha sido explotado varían casi por completo en función de si mira al Atlántico o al Mediterráneo. La comunidad está acunada por el Océano Atlántico, desde la provincia de Huelva, al norte, hasta el Estrecho de Gibraltar, en la provincia de Cádiz, al sur. Y a lo largo de todo el recorrido hay inmensas playas de arena fina. La composición a menudo arenosa de las costas ha dado lugar a la formación de hermosas dunas, marismas muy extensas o lagunas, muy bien cuidadas y a veces clasificadas como parques naturales. Mucho menos explotado que el litoral mediterráneo, este litoral aún se conserva, y algunos sostienen que el viento, también muy presente aquí, contribuye en parte a mantener su tranquilidad. Todo cambia en la costa mediterránea. Más rocosa a causa de la cordillera Bética, alterna abruptos acantilados, numerosas calas y pequeñas playas de arena grisácea. Hervidero del turismo andaluz a partir de los años 60, este litoral acoge hoy tanto el turismo de masas como el de lujo, sobre todo en la Costa del Sol, en la provincia de Málaga. Y la fiebre de la construcción no tiene fin, aunque, afortunadamente, gran parte de la costa almeriense, Cabo de Gata, está clasificada como parque natural.

El gran río

Con 657 km de longitud, el Guadalquivir, o Gran Río en árabe, no sólo es el río más largo y caudaloso de Andalucía, sino también el quinto de España. Nace en el parque de la Sierra de Cazorla, en la provincia de Jaén, y desemboca en el Atlántico a través de un amplio estuario que se extiende desde Almonte, en la provincia de Huelva, hasta Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, pasando por las provincias de Córdoba y Sevilla. Mientras que los romanos navegaban por el río que llamaban Betis hasta Córdoba, hoy en día sólo se puede navegar hasta Sevilla. Siempre ha desempeñado un papel económico crucial (ruta comercial, abastecimiento de agua y regadío), pero sus crecidas han causado a menudo graves problemas. La construcción de grandes presas y embalses en torno al río y sus afluentes ha evitado inundaciones históricas como la de Sevilla en 1963, pero en 2010 el gran río aún experimentó caudales superiores a los 6.700m3 en Sevilla, debido principalmente a la crecida de su mayor afluente, el Genil. Si visita Sevilla, no se pierda la oportunidad de remontar el Guadalquivir desde Sevilla hasta Sanlúcar a bordo del Real Fernando, siempre que reserve con suficiente antelación. O siga la ruta de cine diseñada para descubrir las miles de hectáreas de marismas que sirvieron de escenario a la película La Isla Mínima.