Barrage et lac de Ridracoli  © aladin66 - iStockphoto.com.jpg
Cycliste à Bologne ©  frantsev - shutterstock.com.jpg

Un rico y variado patrimonio natural más allá de las ciudades

Bolonia, Parma... las ciudades de Emilia-Romaña son muy conocidas a nivel europeo y mundial por su maravilloso patrimonio arquitectónico, que hace que Italia sea famosa como tierra de historia y legados antiguos. Pero la próspera región al norte del país es también propicia para pasar unas vacaciones en contacto con una naturaleza variada y encantadora. Montañas, llanuras, costa... hay algo interesante para todos y la región no dejará de sorprenderle. Entre los parques nacionales de Italia, el Bosque de Casentinesi es uno de los más importantes de Emilia-Romaña. Creado en 1993, se divide entre Romaña y la vecina Toscana. Aquí podrá pasear por bosques primarios repletos de hayas,algunas de las cuales se encuentran entre las más antiguas de Europa. En medio de todo este verdor y relieve se encuentra la presa de Ridracoli, con la Diga di Ridracoli, un lago artificial de color turquesa que se distingue del verdor de su entorno. El Parque Nacional de los Apeninos Tosco-Emilianos es un territorio montañoso cuya cima se eleva a 2000 metros. Aquí se observan paredes rocosas, crestas boscosas y una vegetación que alberga algunas especies endémicas como la Primula appenis, con ríos, lagos y cascadas aquí y allá. Sin olvidar la fauna presente: lobos, gamos, cernícalos y águilas reales han elegido este lugar desde hace mucho tiempo. En Emilia-Romaña, la presencia del agua también es algo esencial, tal y como se puede apreciar al recorrer el Parque Natural Regional del Delta del Po, con sus marismas y salinas. La biosfera de este lugar es tan rica que la reserva ha sido catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

 

Y luego está el litoral a lo largo del Adriático, el destino de vacaciones para los que quieren disfrutar de la playa y el mar. La Riviera Romagnola cuenta con paisajes típicos de la costa, y los centros turísticos se han multiplicado hasta convertirse en el punto de encuentro de veraneantes de todas las procedencias.

Los retos medioambientales

Como región fértil y productiva, Emilia-Romaña se enfrenta a diferentes tipos de desafíos ecológicos, especialmente desde la industrialización en el siglo XIX. Entre los diversos problemas presentes en la región, encontramos primero la deforestación, que ha causado la erosión del suelo y que, y lamentablemente no siempre se han replantado nuevos árboles.La contaminación agrícola también ha sido un problema, con un exceso de nitrógeno que a menudo supera las normas europeas en la región. Por no hablar de las ciudades que no dudaron en verter las aguas residuales directamente al mar, hasta principios de los años 2000, debido a la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales. Por último, la presencia de kilómetros de playas es un reto ecológico constante, esté donde esté, porque se puede hablar del elevado tráfico humano en temporada, o la necesidad de proteger la arena y el mar de los residuos.

Sería erróneo pensar que las autoridades italianas han hecho la vista gorda y se han mostrado permisivos, ya que se han puesto en marcha medidas para reducir el impacto de las actividades industriales y agrícolas en el medioambiente. Un ejemplo es el hecho de que, en virtud de la legislación italiana y del peso de las directivas europeas, las industrias están ahora obligadas a rendir cuentas sobre la cantidad de emisiones. En el ámbito agrícola, el gobierno italiano publicó en 1999 un código de buenas prácticas agrarias para incitar a las grandes explotaciones agrícolas del país, en particular las de la cuenca del Po, a adoptar prácticas más respetuosas con la naturaleza. Aunque hay que mantener los esfuerzos y todo dista mucho de ser perfecto, la voluntad de las autoridades de seguir prestando atención al medioambiente queda también ilustrada por las decisiones adoptadas en 1986 al prohibir la atrazina y renovar las listas de plaguicidas tras la contaminación masiva del agua potable en el norte y centro de Italia causada por los herbicidas.

Los planes de acción actuales

Las preocupaciones ambientales están presentes en todo el mundo y no paran de crecer en una era de calentamiento global y sus efectos adversos sobre la naturaleza y los seres humanos. Para hacer frente a estos desafíos, se creó la etiqueta de Qualità Controllata en la región de Emilia-Romaña, para un método de producción que protege al hombre y al medio ambiente. Incluye el cumplimiento de normas como el uso limitado y selectivo de fertilizantes, la utilización de la tierra de manera que conserve los valores nutricionales del suelo. El cumplimiento de estas normas es verificado por organismos de certificación reconocidos por la región de Emilia-Romaña. Las empresas agrícolas que se adhieren a estas normas eligen métodos de producción más respetuosos con el medioambiente y la salud humana. Hoy en día, la región tiene el récord europeo de certificaciones agroalimentarias.

En la ciudad, Bolonia puso en marcha en 2017 una iniciativa para animar a los habitantes a reducir el uso del coche y a favorecer los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público. A través de la aplicación BetterPoints, los residentes y turistas introducen los datos de sus propios desplazamientos y acumulan puntos que pueden utilizar para recoger una recompensa (helado, cerveza, etc.) en una de las tiendas asociadas. Esta iniciativa generó 16000 recompensas en su año de lanzamiento y podría ser un modelo para otras ciudades italianas.

Y como prueba adicional de que Italia está tratando de involucrarse cada vez más en la protección del medio ambiente, en 2020 se convirtió en el primer país del mundo en hacer obligatorio estudiar el calentamiento global y el desarrollo sostenible en la escuela, con 33 horas de clase al año. Concienciar a los más jóvenes es la mejor manera de involucrar a los adultos del mañana.