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Un territorio de contrastes en torno a la Via Emilia

Antes de examinar la geografía física de Emilia-Romaña, veamos su estructura general: Emilia-Romaña es una región del norte de Italia con capital en Bolonia. Tiene una superficie total de 22458 km2 y está dividida administrativamente en nueve provincias, cada una con el nombre de su propia capital. De oeste a este, encontramos sucesivamente: Plasencia (Piacenza), Parma, Reggio Emilia, Módena y Bolonia; luego, de norte a sur a lo largo de la costa adriática: Ferrara, Rávena, Forlì-Cesena y Rímini. Emilia-Romaña cuenta con una línea costera al este, a lo largo del mar Adriático, y comparte una frontera común con otras seis regiones italianas: Véneto, Lombardía, Piamonte, Liguria, Toscana y Las Marcas.

El paisaje de la región lo caracterizan tres entornos naturales (río, montaña y mar), con el Po al norte, los Apeninos al suroeste y el mar Adriático al este. Su distribución geográfica está marcada por la Vía Emilia, la calzada romana construida en el siglo II a. C. por el cónsul romano Marco Emilio Lépido. Este eje rectilíneo conecta Plasencia en el noroeste con Rímini en el sureste y es todavía hoy la columna vertebral de Emilia-Romaña: su trazado lo sigue la actual red de carreteras y ferrocarriles. El hecho de que la Vía Emilia haya dado su nombre a la región es suficiente para destacar su importancia, ya que la esta se ha desarrollado y estructurado a lo largo de esta vía de comunicación centenaria. Con la excepción de Ferrara y Rávena, todas las capitales de provincia están situadas a lo largo de su ruta.

La Vía Emilia atraviesa la región en diagonal y determina dos zonas geográficas distintas: al norte, la llanura del Po, o llanura padana, ocupa casi la mitad de la superficie total de la región, y al sur, se elevan gradualmente las estribaciones de los Apeninos, que se erigen como una barrera natural frente a la Toscana. Estas zonas de colinas y montañas comparten por igual la otra mitad de la superficie total de la región.

El valle del Po

La cuenca del Po, encajada entre el arco alpino al norte y las primeras estribaciones de los Apeninos al sur, se extiende sobre casi 50000 km² en varias regiones italianas: Piamonte, Lombardía, Emilia-Romaña, Véneto y Friuli-Venecia Julia. Principal elemento del paisaje, el Po es el río más largo de Italia: a lo largo de su curso de 652 kilómetros, recibe agua de varios afluentes con los que drena un gran conjunto de tierras bajas a las que ha dado su nombre. La pianura padana (llanura padana) es la principal región agrícola y económica del país. Sus vastas extensiones planas y fértiles han favorecido el desarrollo de la agricultura, las rutas de transporte y las industrias, así como una importante urbanización. El Po puede considerarse la fuente de la mayor parte de la prosperidad del norte de Italia.

El río finalmente desemboca en el mar Adriático, en un amplio delta que permaneció pantanoso durante mucho tiempo antes de ser parcialmente recuperado y cultivado. Esta extensión de llanuras es el territorio del cultivo intensivo. Encontramos también un paisaje de campos cultivados bordeados por setos de álamos y sauces, así como canales de irrigación o drenaje.

Los Apeninos

La cordillera recorre mil kilómetros del norte al sur de Italia a través de quince regiones y es, en cierto modo, el eje central de la península. En Emilia-Romaña, los Apeninos siguen una trayectoria diagonal noroeste y sureste, separando la región de sus vecinas Liguria y Toscana. En primer lugar, nos encontramos con los Apeninos de Liguria, que son interrumpidos por el paso de la Cisa y atravesados por la autopista que une Parma con La Spezia. A continuación están los Apeninos tosco-emilianos, que se caracterizan por una línea de cresta principal de la que surgen grupos montañosos paralelos, siguiendo un patrón de espinas de pescado, que descienden rápidamente hacia las colinas circundantes. Varios picos alcanzan los 2000 metros y el punto más alto, con 2165 metros, es el monte Cimone, en la provincia de Módena. En invierno, la presencia de nieve permite esquiar, como en Corno alle Scale (1945 m), en la provincia de Bolonia. En verano, es el lugar ideal para practicar senderismo. En los últimos años, por ejemplo, se ha hecho cada vez más popular una ruta de senderismo llamada Via degli Dei, que une Bolonia con Florencia en la Toscana. Por último, el Apenino toscano-romañol comienza en el paso de la Futa, que se cruza desde Bolonia a Florencia, y se extiende sobre Romaña, la Toscana y San Marino. Todavía conserva grandes bosques salvajes, especialmente en el Parco Nazionale delle Foreste Casentinesi, un parque protegido que comparten Emilia-Romaña y la Toscana.

La costa del Adriático

La línea costera se extiende a lo largo de unos 130 kilómetros desde Comacchio hasta Cattolica. A lo largo de la costa se sucede una serie de espacios naturales protegidos, formados por el delta de varios ríos, pinares, marismas saladas y vastas extensiones de arena. La Riviera romañola, que abarca las provincias de Rávena, Forlì-Cesena y Rímini, atrae cada año a muchos veraneantes gracias a sus amplias playas de arena, ideales para descansar y practicar todo tipo de actividades náuticas. La costa de la provincia de Ferrara es menos popular para los amantes de la playa ya que está ocupada en gran parte por el delta del Po, que es una reserva protegida; resulta más interesante para los amantes de la naturaleza y del turismo verde.

La red hidrográfica

Emilia-Romaña es una región muy fértil. Sus tierras se alimentan de los numerosos cursos de agua que nacen en los Apeninos y bajan por los valles siguiendo una trayectoria suroeste y noreste. Estos cursos van a parar a la llanura y engrosan los cauces de los ríos, empezando por el Po en el norte de la región. Otro río importante es el Reno, el más largo de Emilia-Romaña después del Po, que recorre 211 kilómetros desde su nacimiento en los Apeninos hasta su estuario en la costa del Adriático. Recibe las aguas de numerosos afluentes y su cuenca se extiende sobre una gran parte de la región (unos 6000 km2).

Se han construido también varios canales artificiales para el riego, la restauración de tierras pantanosas y para usos civiles e industriales. El Canale Emiliano Romagnolo, una de las estructuras hidráulicas más importantes de Italia, riega toda la zona de Romaña a lo largo de sus 135 kilómetros de longitud. Alimentado por las aguas del Po y del Reno, asegura un suministro constante de agua a todo el territorio romañol, incluso durante las sequías de verano, algo que beneficia a todos los sectores: agrícola, industrial y civil. Los prados donde pastan las vacas lecheras son de regadío, al igual que los campos de cereales y las colinas bajas plantadas con viñedos. El Acquedotto della Romagna, por su parte, garantiza el suministro de agua potable a unos cincuenta municipios de Romaña y de la República de San Marino.

Por último, cabe destacar que el río Tíber tiene su origen en Emilia-Romaña: nace en el monte Fumaiolo, que se eleva a 1407 metros de altitud en el Apenino toscano-romañol. Una columna romana marca el lugar, mientras que una lápida de mármol recuerda que «aquí nace el río sagrado para los destinos de Roma». Pero su presencia en la zona se limita a unos pocos kilómetros de longitud.