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Autonomía insular

Cerdeña goza de un estatuto especial conferido por una ley constitucional de 1948. Esto le confiere la facultad de legislar exclusivamente en determinados ámbitos (administración local, urbanismo, agricultura, industria y comercio, turismo, transporte terrestre, aguas y bosques, caza y pesca) o de reforzar el arsenal jurídico del Estado en otros ámbitos (sanidad, asistencia pública). Dispone de una considerable autonomía financiera y puede retener hasta el 70% del impuesto sobre la renta, el 90% de los derechos de registro y el 50% del impuesto de sucesiones. Los sardos eligen cada 5 años a sus representantes en el Consejo Regional (asamblea legislativa) y al Presidente de la región. El ejecutivo es una junta regional. Están representados una decena de partidos exclusivamente sardos. Representan sensibilidades culturales y políticas que van desde un regionalismo más fuerte hasta la independencia total. Una encuesta reciente realizada por la Universidad de Cagliari muestra que dos tercios de la población se sienten sardos e italianos. Esto sugiere que la integración de Cerdeña como región autónoma dentro de Italia convendría a los isleños. Las últimas elecciones de febrero de 2024 fueron ganadas por la coalición de centro-izquierda y confirmaron a Alessandra Todde, la candidata del Movimiento 5 Estrellas apoyada por el Partido Democrático, como la primera mujer al frente de la región autónoma de Cerdeña. Pero, sobre todo, es un nuevo viento el que sopla en la isla.

Los principales recursos

Cerdeña tiene una tradición agrícola ancestral. La agricultura, la ganadería y la pesca constituyen la base económica de la isla. En algunas zonas, viveros y viñedos, olivares y huertos se extienden a lo largo de kilómetros. La región produce principalmente trigo duro, arroz y patatas. Los cultivos secundarios incluyen alcachofas, cardos, habas, endibias, rábanos y remolacha azucarera. La ganadería tiene una gran importancia, y los sardos están muy apegados a sus rebaños. Casi un millón de cabras y 4 millones de ovejas pastan en las mesetas de la isla. Para apoyar esta actividad, la región recibe numerosas subvenciones, sobre todo en la parte oriental de la isla. También se fomenta la producción de leche de cabra y queso. La pesca se practica principalmente en estanques y desembocaduras de ríos. La pesca marítima, una práctica introducida por los sicilianos a principios del siglo XX, se centra principalmente en el atún, el calamar, el pulpo y el marisco. El turismo es el segundo pilar de la economía de la isla. Crece de forma constante desde los años sesenta y despegó en los noventa. Se han multiplicado las infraestructuras, tanto de acogida como de acceso a la isla. Cerdeña recibe 10 millones de visitantes al año, el 80% de ellos en julio y agosto. Entre los visitantes extranjeros, los alemanes son los más numerosos, seguidos de españoles y rusos. El 95% de los visitantes prefieren las playas, sobre todo las de la Costa Esmeralda y los alrededores de Cagliari. Sólo la provincia de Sassari recibe el 50% de los turistas. En cuanto a la industria pesada, el panorama es mucho más sombrío. Durante mucho tiempo, Cerdeña vivió de la explotación de sus recursos mineros. Pero esto se vino abajo en los años 90 y hoy las minas se visitan como reliquias arqueológicas. En los años sesenta, la isla apostó por la industria química y desarrolló polígonos industriales, sobre todo en torno a Porto Torres. Pero cuando el sector químico se hundió por motivos globales, Cerdeña volvió a encontrarse en apuros. Desde entonces, Cerdeña ha invertido mucho en el sector de las energías renovables, sobre todo en energía eólica y fotovoltaica. Pero estas inversiones siguen siendo controvertidas, y muchos movimientos ecologistas se oponen a los parques solares y eólicos a gran escala.

Perspectivas y problemas

Políticamente, Cerdeña parece haber encontrado un consenso estable que la ha visto oscilar entre coaliciones de centro-izquierda y de centro-derecha con cada elección que pasa. En la actualidad, los políticos sardos buscan sobre todo deshacerse de la intensa presencia militar italiana y de la OTAN, que cuenta con numerosas bases de gran tamaño. Pero el gran reto sigue siendo la industrialización de la isla para promover su desarrollo y reducir la tasa de desempleo a largo plazo. En la actualidad, el 23% de la población de la isla está en paro, frente al 7,4% (cifras de 2023) a escala nacional. Es el triple, y la tasa se dispara cuando se trata de los jóvenes, alcanzando el 45%. La agricultura lucha por renovar su modelo de producción, arcaico y poco rentable, y por implantar sistemas de regadío que le permitan aumentar su superficie y su productividad. Como consecuencia, el sector atrae a pocos jóvenes, a pesar de la posibilidad de añadir valor a la producción mediante la obtención de etiquetas de calidad. El queso pecorino, el aceite de oliva y el azafrán tienen DOP. El turismo, muy estacional, no puede absorber por sí solo el excedente de mano de obra sarda. Las autoridades se esfuerzan por promover el potencial histórico y cultural de la isla, poniendo en valor los numerosos yacimientos arqueológicos e importantes monumentos (nuragas e iglesias románicas, sobre todo). Además de preservar estrictamente el patrimonio de la isla, el objetivo es atraer a una clientela más diversificada, susceptible de interesarse por regiones distintas de la franja costera y dispuesta a visitarla fuera del periodo estival. La pandemia del Covid-19 demuestra que la economía de Cerdeña no puede depender casi exclusivamente de su industria turística. El sector turístico soportó todo el peso de la primera fase aguda de la epidemia. Por otra parte, la Banca d'Italia valora positivamente el impulso dado al desarrollo de las energías renovables. Una menor dependencia del carbón no sólo podría reducir las emisiones deCO2, sino también aumentar la productividad de Cerdeña a medio plazo. Esto no bastará para equilibrar la balanza comercial, ampliamente deficitaria y compensada por la solidaridad nacional. La isla importa mucho más de lo que exporta, sobre todo productos manufacturados, y la falta de diversificación de su economía sólo puede reducir las ambiciones independentistas de algunos.