Développement des panneaux solaires à la Réunion. iStockPhoto.com - jeanfrancois974.jpg
Champ de canne à sucre. shutterstock - Stefano Ember.jpg
Réserve naturelle marine de la Réunion. shutterstock - Joost van Uffelen.jpg

Una isla en peligro

Reunión reúne características ligadas a su insularidad, clima tropical, vulcanismo y relieve. Estas características han dado forma a los notables ecosistemas de la isla: alta montaña, bosques primarios secos y húmedos y arrecifes de coral. Sin embargo, esta situación biogeográfica expone a la región a una serie de riesgos naturales importantes: ciclones, inundaciones, corrimientos de tierras, incendios forestales, terremotos, marejadas, mareas de tempestad y tsunamis. A estas limitaciones geográficas y climáticas se suman las presiones humanas. La población de la isla crece rápidamente y su densidad es elevada. Este aumento podría alcanzar el millón de habitantes en 2030, con la mayor parte de la población concentrada en el litoral, lo que aumenta la presión sobre un medio natural a la vez limitado y frágil.

Riesgos asociados al monocultivo de la caña de azúcar

La caña de azúcar representa el 56% de la superficie agrícola utilizada de la isla. Las plantaciones están adaptadas para soportar las condiciones climáticas de la costa de "barlovento" y se considera que ayudan a frenar la erosión. Los residuos de la producción, o bagazo, se utilizan como biomasa para producir vapor y electricidad en centrales eléctricas de bagazo/carbón. Sin embargo, el cultivo de la caña de azúcar está asociado a la utilización de una quincena de productos fitosanitarios (herbicidas, raticidas, etc.), algunos de los cuales han sido retirados del mercado europeo pero siguen amparados por exenciones concedidas por el Ministerio de Agricultura. Las mediciones oficiales han revelado una contaminación de las aguas superficiales y subterráneas por pesticidas, incluidas las sustancias utilizadas en el cultivo de la caña de azúcar, algunas de las cuales superan los valores umbral. Un estudio publicado por Santé Publique France en 2019 (como parte del proyecto MatPhyto DOM) mostró que en 2014 "el 50% de los pesticidas utilizados en la caña de azúcar eran potencialmente cancerígenos, tóxicos para la reproducción o disruptores endocrinos". Además de la preocupante cuestión de la contaminación del medio ambiente por pesticidas, el cultivo subvencionado de caña de azúcar está minando la isla, que depende de las exportaciones de este monocultivo, desarrollado a expensas de los cultivos alimentarios. En particular, la isla importa grandes cantidades de arroz, alimento básico en el océano Índico. Sin embargo, en la isla se está experimentando actualmente la creación de una industria de arroz biológico.

El creciente consumo de energía y la gran dependencia de los combustibles fósiles

La Reunión depende en gran medida de las importaciones de combustibles fósiles (petróleo y carbón). Como zona no interconectada (con la red de transporte de electricidad de Francia), su tasa de dependencia energética era del 87% en 2017. El consumo de energía también va en aumento, en una zona donde el transporte público está poco desarrollado y las alternativas al coche son aún muy marginales. Un proyecto de tranvía-tren fue abandonado en 2010 tras un cambio político al frente del consejo regional. Los fondos destinados al proyecto se invirtieron finalmente en la construcción de una... autopista, la nueva Route du Littoral. La lejanía de la región también hace inevitable el uso del avión para viajar fuera de la isla. El transporte de mercancías dentro de la isla (por carretera) o a otros destinos (por aire o mar) también consume mucha energía y carbono. El crecimiento demográfico y el desarrollo del turismo (casi 500.000 turistas en 2022) tienden a aumentar las necesidades energéticas y la huella de carbono de la zona. Por ello, se recomienda a los viajeros que sean moderados en el consumo de recursos.

Directrices para lograr la neutralidad del carbono

En virtud de los Acuerdos de París, la isla se ha comprometido a lograr la neutralidad de carbono para 2030. Este compromiso requiere una acción decidida dirigida tanto a reducir el consumo de energía como a producir energía local con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. Las palancas de acción propuestas son el control del consumo de energía (reducción del consumo, eficiencia energética de los edificios, sensibilización de la población), el desarrollo de una movilidad baja en carbono (tranvía, plan regional de uso de la bicicleta) y la producción de energías renovables. La región dispone de centrales hidroeléctricas. También apuesta por el desarrollo de la biomasa (bagazo o desarrollo del cultivo de la caña de fibra, metanización del compost). La región se plantea también el desarrollo de parques solares y eólicos (con el problema del rendimiento imprevisible de este tipo de energía). En el pasado se han desarrollado proyectos de energía geotérmica, pero aún no se han concretado.

Esfuerzos de gestión de desechos

La gestión de los residuos es una cuestión medioambiental clave en Reunión. Las cifras hablan por sí solas: los habitantes de Reunión generan unos 694 kg de residuos por habitante y año (frente a 450 kg en la Francia continental, donde queda mucho por hacer). Sólo el 30% de los residuos se recicla, y el vertedero es actualmente la principal salida para los residuos. Las instalaciones existentes estarán saturadas en 2023, y los vertederos ilegales no son un fenómeno aislado. Por otra parte, la normativa impone restricciones al almacenamiento final de los residuos (Ley de Transición Energética). Las alternativas al vertido se resisten (en particular, la construcción de una incineradora) y se adoptan pocas medidas prácticas a gran escala. Sin embargo, la región está comprometida desde 2018 con una ambiciosa política de prevención de residuos, concretamente con un enfoque de economía circular ("cero residuos"). Un plan de acción tiene como objetivo lograr una reducción del 27% de los residuos domésticos y similares para 2030, en particular a través de acciones para reducir los residuos en origen, la estructuración de canales de reutilización y reciclaje (talleres de reparación, recuperación de biorresiduos), así como acciones de sensibilización (lucha contra el desperdicio de alimentos, por ejemplo). También están surgiendo iniciativas de la sociedad civil, como la asociación Terra Océana, que organiza recogidas de residuos en las playas y sensibiliza a la opinión pública sobre la contaminación por plásticos. Un documental que se emitirá en 2019, L'Éveil péi, pone de relieve las iniciativas medioambientales locales de la isla.

Protección de los entornos naturales

Las principales amenazas para los ecosistemas son de origen humano. Desde la colonización en el siglo XVII, la caza y más tarde la urbanización han provocado la desaparición de especies y hábitats naturales. La deforestación y la introducción de especies invasoras (guayaba, vid cimarrona) también están debilitando las especies endémicas, algunas de las cuales están amenazadas de extinción (madera dulce blanca).

Parque Nacional de la Reunión. Creado en 2007, el Parque Nacional de la Reunión protege todos los ecosistemas terrestres notables de la isla. Sus pitones, circos y remparts están inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial desde 2010, por su "valor universal y excepcional". El parque alberga paisajes y biodiversidad únicos pero frágiles. Protege especies endémicas y amenazadas como el petrel de Barau y la salamanquesa verde de Borbón, así como ecosistemas notables como los bosques primarios secos y húmedos. La integridad del bosque primario es vital para mantener la dinámica evolutiva de los organismos vivos. Todavía cubre el 30% de la isla. Su declive está relacionado con la deforestación, pero también con la introducción de especies exóticas invasoras. "Preservar el bosque es cosa de todos", subraya el Parque Nacional de la Reunión. Además de sus misiones de protección, el parque también se dedica a divulgar conocimientos entre el público en general y a sensibilizar sobre el medio ambiente. Por ello, se ruega a los afortunados excursionistas que puedan explorar estas grandiosas zonas que no se salgan de los senderos para preservar la fauna y la flora.

Reserva Natural Marina de la Reunión. Esta zona marina protegida de 3.500 ha se creó en 2007. Su objetivo es preservar la biodiversidad de los arrecifes, amenazada también por la actividad humana (contaminación, sobrepesca, pesca furtiva, aguas residuales). Las misiones de la reserva son desarrollar el conocimiento y la vigilancia del arrecife de coral, y sensibilizar a la población sobre la fragilidad del medio ambiente. Se invita a buceadores y otros observadores marinos a participar en la red de vigilancia, y se organizan visitas guiadas a lo largo del año para que los curiosos descubran la laguna del Ermitage. Se calcula que el 15% del coral de la isla está amenazado. Se invita a los visitantes a informarse sobre alternativas seguras y saludables a los protectores solares basados en filtros químicos. Estos filtros pueden ser perjudiciales para los arrecifes de coral.

Por último, hay que saber que, en general, la biodiversidad marina (peces, tortugas, mamíferos) es frágil y está amenazada. Se ha elaborado una carta de aproximación que permite observar mamíferos (ballenas, delfines, etc.) y tortugas de forma respetuosa con los seres vivos (www.reunion.fr).
El museo Kélonia de Saint-Leu, observatorio de tortugas marinas, es una excelente introducción a las cuestiones relacionadas con la conservación de estos entornos y especies. También podrá observar a estas damas vestidas de escamas.