Las ciudades se desmoronan bajo los residuos
Argelia ha experimentado un crecimiento demográfico especialmente intenso, que no tiene visos de detenerse: de los 43 millones de habitantes actuales se espera llegar a los 50 millones en 2030. Por tanto, es probable que la producción anual de 23 millones de toneladas de residuos aumente aún más. Esto representa un reto importante, ya que los residuos se acumulan de forma incontrolada o se incineran en vertederos, debido a la falta de un sistema de gestión eficaz. La respuesta a esta lacra es tanto más urgente cuanto que la mitad de los residuos son de origen industrial, y extremadamente contaminantes para unas capas freáticas ya sobreexplotadas. En cuanto a los residuos domésticos, la situación no es mucho mejor: más de la mitad acaban en el medio ambiente.
Aun así, el país dispone de un marco legal, respaldado por 228 vertederos y 23 centros de clasificación. Pero los hábitos de usar plástico y amontonarlo en vertederos no autorizados siguen siendo difíciles de romper, y las políticas siguen siendo poco sistemáticas por falta de recursos. En 2022, la Ministra de Medio Ambiente, Samia Moualfi, anunció su ambición de abrir esta cuestión al sector privado, para convertirla en un sector creador de empleo. La solución podría estar en innovaciones de nueva creación como la de Ammar Belhouchet, un joven ingeniero argelino al que siguen de cerca los inversores, y que ha inventado un elevador de contenedores muy prometedor. Esta innovación resuelve el problema de los vertederos al aire libre manteniendo los residuos bajo tierra hasta que son recogidos por un ascensor, limitando así la proliferación de enfermedades, plagas y mosquitos, así como la contaminación de las aguas.
En 2024, la ministra de Medio Ambiente y Energías Renovables, Fazia Dahlab, retomó la cuestión elaborando la Estrategia Nacional de Gestión Integrada de Residuos hasta 2035 (SNGID 2035). Este proyecto, cofinanciado por la UE, debe permitir a Argelia desarrollar una mejor gestión de los residuos y reducir la contaminación ambiental fomentando una economía verde y circular. La wilaya de Blida se ha convertido en un ejemplo en este sentido, con cerca de 154 empresas activas en el sector del reciclaje y la recuperación de residuos.
Un espejismo ecológico en el desierto
Además de una respuesta a la crisis de los residuos, Argelia pretende hacer de la innovación la clave de su cambio ecológico. Prueba de ello es Ksar Tafilelt, una ecoaldea que ha surgido como un oasis junto al desierto. La idea nació en los años 90 como respuesta a la crisis de la vivienda. El pueblo, de 22 hectáreas, se alza sobre una colina rocosa, construido con materiales regionales como la piedra y la cal, que son perfectos aislantes. Sus estrechas calles crean corredores de sombra y viento, y las propias casas están equipadas con moucharabiehs, ventanas en forma de encaje que permiten la ventilación sin electricidad.
Además, el funcionamiento del pueblo permite reutilizar las aguas residuales para regar las zonas verdes. Por último, el sistema de alumbrado público se basa en el sol, que no escasea en la región. La aldea es también una forma de sensibilizar a sus habitantes, ya que cada uno está llamado a participar y es responsable de una palmera, un árbol ornamental y un árbol frutal.
La desertización amenaza a las ciudades
Las dunas, que ya ocupan el 85% del país, siguen engullendo el paisaje circundante. Entre 1975 y 2016, el 20% del país se vio afectado por la sedimentación Una de las causas es el pastoreo, demasiado intenso en las estepas de las altas mesetas. Varios millones de ovejas pastan en estas praderas cortas y las dunas ya no están sujetas por la red de raíces. A ello se añade el calentamiento climático y las sequías recurrentes que acarrea: desde 1975, las precipitaciones en la región han disminuido bruscamente, impidiendo toda posibilidad de reposición del suelo.
En 1970, el gobierno puso en marcha un enorme proyecto llamado la Presa Verde, destinado a crear un muro de bosque que atravesara el país de oeste a este, de 1.500 km de largo y 20 km de ancho, para bloquear la arena. Se han iniciado serios estudios para llevar a cabo este proyecto, adaptándolo a las particularidades ecológicas de cada región atravesada. Sólo el uso de especies autóctonas argelinas ha hecho que esta presa sea rica en biodiversidad, además de su función principal. Desde 2021, la Presa Verde también ha sido restaurada a través de varios proyectos. En 2022, la ministra de Medio Ambiente, Samia Moualfi, anunció la plantación de 3,7 a 4,7 millones de hectáreas de árboles en la presa y otros espacios verdes de aquí a 2035. La Presa Verde debería ser también un valioso aliado en la lucha contra el calentamiento global.
La emergencia de los incendios forestales
El efecto combinado de la sequía y el aumento de las temperaturas (con un récord histórico de 51,3 °C en 2018) está reduciendo los bosques a cenizas. Desde hace cincuenta años, las precipitaciones disminuyen lentamente y la capa freática se encoge como una piedra. Tanto es así que en 2021, mientras el país se asfixiaba por el calor, se cerró el grifo a gran parte de la población.
Ese año se declaró un incendio, de origen criminal. El calor arrasó 89.000 hectáreas, principalmente en Cabilia. Aunque los incendios son habituales en Argelia, el número de focos y la intensidad de las llamas no tienen precedentes. Aunque el gobierno ha decretado un luto nacional de tres días por las víctimas, las medidas ecológicas siguen siendo un poco lentas, debido sobre todo a la falta de medios.
Biodiversidad amenazada
La inmensidad de su territorio y la aridez de su clima han dado a Argelia 330 plantas muy raras y 600 endémicas. Sin embargo, la mitad de las especies vegetales están amenazadas de extinción, sobre todo a causa de la urbanización, los incendios forestales y la deforestación. La destrucción de los hábitats amenaza también a las especies animales, ya de por sí vulnerables a la caza furtiva, la sequía y la contaminación. Hay muchas especies en peligro de extinción, como la foca monje del Mediterráneo, el muflón moñudo y el guepardo sahariano, cuya población es la tercera mayor del país. El gran número de especies raras que se encuentran en Argelia hace aún más indispensable la creación de zonas protegidas dedicadas a ellas. Sin embargo, la superficie de los parques nacionales sigue siendo muy reducida.
Parques nacionales de Argelia
Argelia cuenta actualmente con once parques nacionales, la mayoría de los cuales sólo miden unas decenas o unos cientos de kilómetros cuadrados. Sólo dos de ellos son grandes. El primero, el más grande, es también el más antiguo: el Parque Nacional de Tassili. De importancia crucial, la UNESCO lo clasifica a la vez como patrimonio mundial y reserva de la biosfera. También es famoso por sus grabados y pinturas rupestres, que representan animales aún presentes, como el muflón, en grave peligro de extinción, lo que demuestra la importancia de conservar la zona.
El segundo parque más grande es el Parque Nacional de Ahaggar, que se ha ampliado muchas veces, para gran deleite de la flora y la fauna. Su soberbio entorno, formado principalmente por el macizo del Hoggar y otros relieves, entre ellos el más alto del país, el Tahat, alberga numerosas especies, algunas de ellas amenazadas o vulnerables. Entre ellas, gacelas dorcas, guepardos e incluso el animal nacional: el fennec.