Formación de un fiordo
Para comprender mejor la particular topografía de los fiordos, conviene remontarse a la historia de los glaciares. Estas gigantescas masas de hielo, formadas por la acumulación de capas sucesivas de nieve, se mueven por efecto de la gravedad, de su propio peso y de la naturaleza del sustrato sobre el que se asientan. Estos movimientos erosionan el paisaje y dejan su huella, creando a veces "valles glaciares". Cuando el glaciar se retira progresivamente del valle como consecuencia del desequilibrio entre el aporte de nieve aguas arriba y la fusión del frente de hielo aguas abajo, estos valles glaciares quedan al descubierto. Sin embargo, resulta que el fondo de estos valles a punto de formar fiordos está por debajo del nivel del mar, lo que permite que el agua marina fluya de forma natural hacia el valle vaciado de su glaciar: ¡ha nacido el fiordo!
Salinidad de las aguas de los fiordos
El agua de un fiordo se compone de proporciones desiguales de agua salada de mar y agua dulce de lagos, ríos y arroyos alimentados por el deshielo. Se trata de agua salobre en la que el agua salada y el agua dulce en realidad se mezclan muy poco, ya que no tienen ni la misma salinidad ni la misma temperatura. Por eso los oceanógrafos consideran que los fiordos son estuarios. El agua dulce, rica en oxígeno y nutrientes, forma la capa superior porque es menos densa que el agua salada. Esta estratificación del agua aumenta por la ausencia de agitación y el agua profunda tiende a estancarse. Si a esto se añade la ausencia de luz, característica de las profundidades marinas, se obtiene un medio anóxico (falta de oxígeno) y oligotrófico (bajo en nutrientes). En un entorno así, la biodegradación de los contaminantes producidos por el hombre que se encuentran en el océano es aún más lenta y difícil que en otros lugares.
Muy rico en pescado
Los fiordos albergan muchas especies de peces: bacalao(Torsk), pez lobo(Steinbit), fletán(Kveite), merluza(Lysing), eglefino(Hase), caballa(Makrell) y, por supuesto, salmón, por nombrar sólo algunas. Nacidas en lagos y ríos, las truchas de los fiordos o de mar(Sjøørret) consiguen sin embargo adaptarse perfectamente al agua de los fiordos porque es fría y poco salada. Además, la calidez de la corriente del Golfo (una corriente oceánica cálida que fluye desde Florida hasta la costa de Groenlandia) provoca una gran producción de plancton que atrae enormes bancos de peces de mayor tamaño, que a su vez sirven de cebo a especies aún mayores, como las focas. La mayoría de las poblaciones de peces tienden a aumentar porque Noruega aplica una normativa pesquera muy estricta, con un sistema de cuotas riguroso y muy respetado.
Pesca en los fiordos
Los aficionados a la pesca no se quedarán atrás, ya que a menudo es posible reservar una excursión de pesca marítima de medio día o un día entero, lo que le dará la oportunidad de visitar los fiordos de una forma diferente. Si viene en autocaravana o en coche, puede traer sus propios aparejos de pesca y disfrutar de su pasión desde la costa sin tener que comprar un permiso o licencia (excepto para la pesca en agua dulce). Sin embargo, debe saber que los demás peces y la pesca en general también están sujetos a normas muy estrictas, según la época del año, el tipo de pez y su tamaño, así que asegúrese de obtener toda la información necesaria en las oficinas de turismo y las organizaciones pesqueras antes de hacerse a la mar. Estas son algunas de las normas: no capturar especies protegidas, respetar los periodos de reproducción y las tallas mínimas, alejarse al menos 100 m de una piscifactoría y no vender las capturas. También hay que tener en cuenta que, desde hace algunos años, está prohibido pescar bacalao en el fiordo de Oslo durante todo el año, para permitir la regeneración de la especie.
La mejor época para disfrutar de los fiordos
El final de la primavera y el corto periodo estival son momentos especialmente propicios para visitar los fiordos, entre otras cosas porque el deshielo provoca la formación de multitud de cascadas y arroyos a lo largo de las paredes rocosas. Las plantas de la costa no se quedan atrás, y le obsequiarán con una explosión de colores y formas, ya que la naturaleza sabe que el invierno no está lejos... Si es aficionado a la acuarela, llévese un pequeño estuche de acuarelas y empiece un diario de viaje: ¡son los mejores recuerdos! En junio, los días interminables son otro argumento a favor, ya que podrá tomarse todo el tiempo que necesite para ir de un lugar a otro sin preocuparse por la distancia o la oscuridad. El otoño también puede ser una buena época para visitar los fiordos: colores otoñales reflejados en las aguas tranquilas, cumbres ya espolvoreadas de nieve, menos visitantes en general y sobre todo para las excursiones a pie y en ferry o kayak. También es un buen momento para encontrar rebozuelos en la maleza cercana a los fiordos Tenga en cuenta, no obstante, que algunos hoteles y campings cierran hacia el 15 de septiembre, por lo que tendrá que planificar su alojamiento con más antelación.
Cómo visitar un fiordo
A primera vista, visitar un fiordo puede parecer complicado. Puede rodearlo en coche, detenerse de vez en cuando para caminar un poco, sentarse en un café a disfrutar de una rebanada de Kringle (pastel de almendras) acompañada de un Gløgg (vino caliente especiado) y admirar las vistas. Si se siente más deportista, también hay varios senderos a lo largo de los fiordos: los mapas locales del IGN, la web y los consejos de los lugareños le darán suficientes pistas para una gran excursión. Además, muchas empresas ofrecen excursiones en ferry para explorar los fiordos desde el agua. Al pie de los acantilados y las gigantescas cascadas, la impresión es distinta y de repente te sientes muy pequeño Navegar en kayak por los fiordos (prestando atención al tiempo y las corrientes, por supuesto) puede ser una forma estupenda de combinar la actividad física con el descubrimiento de un nuevo entorno. A lo largo de toda la costa occidental, encontrará multitud de empresas que alquilan kayaks y/o ofrecen excursiones guiadas.
